El escorpión y la rana es una fábula de origen desconocido, aunque atribuida a Esopo. En ella un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa"no he tenido elección, es mi naturaleza". (De Wikipedia)
¿Hay soluciones frente al Estado Islámico (EI)?
(José Luis Gómez, en "Periodista Digital", 15 /11/2015)
"El Estado Islámico (EI) se ha responsabilizado de los ataques del viernes en París. "Ocho hermanos portando cinturones explosivos y con rifles de asalto han llevado a cabo un ataque sagrado [...] dentro de nuestra cruzada contra Francia", afirma el grupo terrorista en un comunicado.
"Francia será implacable", replica el presidente francés, François Hollande, que culpa de la matanza al Estado Islámico y promete castigar a los yihadistas con todos los mecanismos del Estado de derecho.
"Es sorprendente ver las cifras de la movilización yihadista en Europa Occidental, contribuyendo, por un lado, a la insurgencia en Siria e Irak y, por otro, elevando el terrorismo endógeno", comenta la profesora María Cadaval en un análisis en Mundiario. París llora la muerte de al menos 128 personas. El Estado Islámico está en guerra con Occidente, que no acaba de poner fin al nuevo terrorismo global.
Es doloroso pero no es algo nuevo lo sucedido en París. Nueva York, Madrid, Londres, París... son sólo algunas de las ciudades occidentales cuyos ciudadanos
han sido víctimas de ese terrorismo. El fenómeno está diagnosticado, del mismo modo que las fortalezas y debilidades de Occidente. Lo que faltan son las soluciones al que ya es el gran problema occidental en el siglo XXI.
¿Puede estar la solución en casa? "Lo que subyace a la movilización yihadista en los países más opulentos de Europa Occidental es una generalizada crisis de identidad entre los musulmanes jóvenes", explicó días antes de los atentados el profesor Fernando Reinares en un artículo en El País. En su opinión, ni el multiculturalismo británico ni el asimilacionismo francés pueden ser evaluados positivamente.
Como acredita este profesor visitante en la American University, en Washington, miles de esos jóvenes musulmanes de segunda generación en Europa Occidental se muestran receptivos a la idea de que la
única nación a la que pertenecen es la "nación del Islam", tal y como la promueven el Estado Islámico y su Califato, al igual que la más minoritaria Al Qaeda. Así se conectan identidad y terrorismo hoy en día.
Si Occidente cortase la financiación del Estado Islámico, estrangulando su existencia, y buscase algún remedio a su propia fábrica de terroristas jóvenes, las cosas empezarían a cambiar. Al menos un poco más que sólo con nuevos bombardeos. ¿Pero se refieren a eso los líderes mundiales cuando hablan de respuestas implacables?
Los bárbaros asesinatos cometidos en París la noche del pasado día 13 me pillaron de viaje en Cádiz, a donde había viajado para un acto muy entrañable de homenaje a un viejo superior en la milicia de mi juventud, que se celebró el siguiente día, con la asistencia de un buen número de altos mandos del Ejército, la mayoría de ellos en la reserva o ya retirados.
Pero sin embargo tuve la oportunidad y el honor de compartir con cualificados y expertos militares unas bien sensatas reflexiones sobre aquello de "los barros que ahora causan estos lodos", y todos esos tópicos que se repiten en situaciones como ésta que lamentablemente nos toca vivir.
No ha mucho un amplio sector de los "junta-letras" (los periodistas, mis propios colegas, que no hacen honor a su importante labor de informadores y formadores de la opinión pública) y una buena parte de esa falsa progresía que ha ido invadiendo nuestra sociedad, y trata de implantar una muelle aceptación de hábitos y formas y conductas de los
inmigrantes, no ha mucho, repito, muchos se "rasgaron las vestiduras" porque el cardenal-arzobispo de Valencia (¡atención, deséchese toda connotación religiosa por mi parte!) se hiciera un comentario durante una conferencia, en el sentido de que había que prestar atención al riesgo de infiltrados peligrosos en medio del aluvión de refugiados que estaba invadiendo Europa.
¡Vaya extremismo y radicalismo!
Hay que estar (probablemente ser) descerebrado...
Ahora, tras el dolor y los lamentos, todo es proponer soluciones, drásticas casi todas, pero pocos paran mientes en que en una sociedad culta y democrática el imperio de la ley es la mejor garantía de la convivencia armónica y pacífica; y menos se acuerdan de que las fuerzas del orden y de la defensa nacional resultan primordiales en el mantenimiento de la vida social pacífica.
Así que ni estigmaticemos a todos los emigrantes ni nos convirtamos en sus colegas, sino que analicemos la problemática que entrañan y elaboremos estudios y planes que cuajen en soluciones efectivas, tanto las naciones emisoras de migrantes como en las que generan los refugiados, y dejémonos ya, y de una vez, de lucubrar sobre si "son galgos o son podencos", como en la conocida fábula.
¡Ah! Y no se olvide que cual en la historia del escorpión y la rana, aunque ésta porte sobre ella al escorpión para vadear el río, en la propia naturaleza del bicho va implícita su necesidad irrefrenable de clavar su aguijón; dicho de otra manera, con el fundamentalismo islámico no hay más solución que atajarlo con los más hábiles y enérgicos medios, porque con
blanduras y dulces protecciones terminaremos aguijoneados de muerte.
Mucho llorar y mucho espanto, pero ¿dónde están las acciones tendentes a evitarlo?
¡Descansen en paz las víctimas de la ciega barbarie parisina!
¿Por qué aprendemos a temer el terrorismo pero no el racismo, no el sexismo/machismo, no la homofobia? Angela Davis (1944-?) Política, activista y profesora estadounidense.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA