Pocos días después circularon por la red, entre otras espeluznantes imágenes, las de una logia masónica reunida en su Templo que prácticamente, también, se encontraba en ruinas; los masones haitianos mostraban la triste realidad y sensibilizaban al mundo en la imperiosa necesidad de ayuda para toda la ciudadanía.
Los Hermanos haitianos, en forma sencilla, dieron muestra, desde el primer y en todo momento, de su altruismo, de su convicción, de su ánimo de recuperación, de su apego a la Orden y al trabajo masónico; de ser útiles a la mejora de la sociedad en general, a la de la Masonería y a su propia personalidad.
Hoy después de algo más de dos años de aquel terrible suceso y, a pesar del drama inolvidable, cuando aún más de medio millón de haitianos sigue viviendo en tiendas de campaña; los masones locales, vuelven a dar ejemplo de desinhibición, de personalidad y de consecuencia, presentándose ordenadamente en la vía pública y a plena luz del día, sin complejos y mostrando sus arreos con el sano orgullo de pertenecer a la Orden de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Todo un ejemplo: gracias.