Ahí van algunos comentarios sabrosos o, quizá cabría decir, para ajustarse al tono del asunto tratado,"bestiales". Dice la presentación: "Después de siglos, el velo que cubría las actividades de la fraternidad de los francmasones parece empezar a rasgarse. El libro de un jesuita (2) que logró ingresar en la organización fue el punto de partida que nos permitió acercarnos a un grupo de hombres que espera la oportunidad de desmentir su siniestra fama y de reconciliarse con su tradicional enemiga: la Iglesia Católica Romana".
Luego se aclara para que oscurezca:
"Todo ese aparato secreto ha llevado a muchos a creer que la masonería tiene fines ocultos inconfesables. En la actualidad esto es un error y está motivado en parte por algunas publicaciones contrarias, la mayoría de ellas, según los masones, fomentadas desde el Vaticano, y por la existencia de sociedades secretas de ritos similares a los ritos masónicos que se dedican efectivamente a logros políticos o simplemente a la práctica de la depravación. En nuestro país hubo sociedades secretas, y en Europa existen sociedades dedicadas a las misas negras, ceremonias que parecen extraídas de un antiguo libro de demonología. En el siglo XVI, el fraile apóstata (...) fue quemado (...) por celebrar misas diabólicas; la práctica se mantuvo, pero fue degenerando a través de los tiempos hasta transformarse en una orgía común.
Hay quienes afirman que aún en nuestros días se siguen celebrando cultos al diablo, pero esta creencia no tiene mayor basamento verídico.
La guerra sin cuartel que la Iglesia Católica Romana ha declarado a la masonería, es otro de los motivos por los cuales en los países latinos se la considere prácticamente una institución criminal".
Buen material para novelas como El nombre de la rosa y El péndulo de Foucault de Umberto Eco o El Club Dumas de Pérez Reverte.
Después hay que tragarse estos párrafos, de los cuales se deduce que la masonería puede tratarse de una capilla o de una sucursal de obispado:
"El doctor Nagy -el ex sacerdote devenido en masón- cuya actuación como jesuita lo llevó a la jefatura del movimiento campesino católico en Hungría (...) cuando se le sugirió la idea de que la masonería podía tener una finalidad política, la rechazó de plano, así como también todo lo que se refería al ateísmo. Existe, sí, una francmasonería atea que es el Gran Oriente de Francia, y aún en algunas logias puede haber facciones que prestan menos atención a la religión y a los símbolos religiosos, pero esto es más una actitud privada de algunos miembros que una posición oficial de la fraternidad, al extremo de que no se toleran en las reuniones expresiones irreverentes para con las imágenes sagradas".
Todavía no entiendo que tienen que ver Dios y la religión con la Masonería. (3)Conceptos como el de Gran Arquitecto del Universo (mal comprendido y peor aplicado) o el uso de la Biblia en las Logias son adquisiciones tardías. Dudo seriamente de que los aprendices y compañeros de la Edad Media leyeran la Biblia en latín, siendo que existía un elevado nivel de analfabetismo y cuando aún no existían las traducciones a las lenguas vernáculas y a mucho tiempo todavía de que Gutemberg creara la imprenta y por lo tanto se masificara la difusión de los libros. La masonería anglosajona se tornó más confesional después de la fundación de la Gran Logia Unida de Inglaterra en 1813, alcanzando sus picos más altos de intolerancia con la llamada "excomunión" masónica del Gran Oriente de Francia hacia fines del siglo XIX y con el plan de ocho puntos de 1929, donde se condenaba a las Obediencias que no se ajustaran a los parámetros establecidos por ella. Ni hablar de la declaración de la Gran Logia de Massachusetts de 1949, donde se estableció explícitamente que la Masonería es una religión y que la institución fomenta el culto de Dios.
Dispersas en el artículo se encuentran joyas como esta declaración del Gran Maestre de la época, José María Fiorini: "En los Estados Unidos hay doce millones de masones, cantidad astronómica si se compara con los exiguos cuarenta mil que hay en la Argentina". Actualmente se calcula que hay diez mil masones en sueños en el país (No. Las cifras no fueron proporcionadas por el INDEC - Instituto Nacional de Estadística y Censos, acusado de equivocarse en los números). A partir de estos datos, ¿podría suponerse para los próximos años, ejem, sin exagerar, la existencia de unos cinco o seis millones de masones en suelo nacional?
"La masonería argentina no tiene fin político", ejem, dice un masón y la redacción de la revista se plantea: "No logramos localizar a ninguna masona para que diera su respuesta; sólo pudimos averiguar que los ritos de las logias femeninas son, en principio, similares a los ritos masónicos masculinos, pero con notorias diferencias formales, ya que, en el fondo, no han comprendido al espíritu masónico que, según nuestro interlocutor, es completamente inaccesible a ella". A esta altura ya ni puedo carraspear.
Por último, me desconcertó el título del artículo cuando dice secta negra. Quizá se refiera a la masonería de los negros de Estados Unidos llamada Prince Hall. Tal vez Berlusconi, sospechado de haber pertenecido a la Propaganda Due de Licio Gelli, fue profético cuando dijo de Obama (hasta las últimas noticias conocidas, también masón): "Posee todos los atributos, es joven, bien parecido y tiene un excelente bronceado". Tal vez un futuro Papa Benedicto XXXIII sea negro, masón y un hábil político, concretando así un ideal de unidad en la diversidad y también de falaz uniformidad.
No se inquieten, todo la parrafada es una cruel ironía.
(1) Leo Plan, Año XXIX - Nº 715, 3 de junio de 1964, Editorial Sopena Argentina S.A.
(2) Se refiere al libro de Töhötöm Nagy, "Jesuitas y masones".
(3) Robert Amadou.- Para muchos franceses, la francmasonería sería una sociedad secreta puramente política. Pero este malentendido ha sido siempre vehementemente denunciado, y en gran número, por los propios masones franceses, quienes no sólo se oponen a ese juicio, sino que rehúsan dejarse alinear bajo el rótulo "sociedad filosófica". Otros, al contrario, ven en ella una sociedad iniciática y unos seis millones de masones, es decir casi la totalidad de la Orden, reconocen en ella a una hermandad religiosa.
Pierre Barrucand.- Es acertado ver en la francmasonería a una sociedad iniciática.
Robert Amadou.- Este carácter no es en absoluto opuesto a su carácter religioso, lo implica, por el contrario. Por lo tanto, ¿usted liga el esoterismo con la francmasonería?
Pierre Barrucand.- Evidentemente.
Robert Amadou - Pierre Barrucand, Debate sobre la masonería, Todo es Historia, Año XVI-Nº 186, Noviembre de 1982, págs. 64-78.