La matanza de los gitanos, de Ken Bruen

Publicado el 01 enero 2012 por Aramys

Me han cogido de las pelotas y me han sacudido.

Fuerte.

Y cuando creí que iba a vomitar, me han soltado.

Un alivio enorme. Una palmadita en la espalda. Y a otra cosa chaval.

INCAUTO.

Con ken Bruen es un poco así. Maderos no me sacudió tan fuerte como me ha sacudido La matanza de los gitanos. Ni por asomo. La matanza de los gitanos es mejor que Maderos, más rica, mas dura, más áspera. Maderos era más brusca, más seca.

La manera de contar de Bruen es sencilla; es directo, es bueno, es muy bueno. Bruen no cambia los cánones de la novela negra, sigue el camino de muchos otros, pero lo hace de manera muy personal, con detalles punzantes, con un estilo afilado, agudo. Uno de esos maravillosos detalles son las referencias a libros, escritores, poetas  y a escritores de novela negra, son muchas, tantas, que lo mejor es coger una libreta e ir apuntando todos los nombres que Jack Taylor va nombrando. Por las páginas de La matanza de los gitanos pasa Chester Himes, George Pelecanos, Raymond Chandler, Jim Thompson, Ed McBain, James Sallis, David Gates, David Peace y un largo etcétera.

Pero lo que hace diferente y realmente bueno a Bruen es como hace a Jack Taylor.

De Jack Taylor ya hable en Maderos, ex policía expulsado del cuerpo, bebedor incurable, autocompasivo exacerbado, honesto, cabezota, contestón y ahora cocainómano.

Jack baja al infierno en cada caso. Los casos en las novelas de Ken Bruen no son demasiado importantes, la resolución es algo que no esta demasiado presente, quien mató a las victimas no es una gran preocupación. En las novelas de Ken Bruen, al menos en la serie de Jack Taylor, la narración, la historia, el foco, esta sobre Jack; sobre su soledad, su adicción a la cocaína, sus fracasos, sus desilusiones, sobre toda su persona. El caso está, me atrevería ha decir, en un tercer plano, por debajo de toda la mierda que le cubre, por debajo de todo lo que le rodea, por debajo de su línea de flotación. No es extraño entonces que, de los casos, solo hay pinceladas durante el transcurso de la novela, que Jack entre resacas se acuerde que tiene que encontrar ha alguien, que ha de resolver algo, que va siendo hora de ganarse los honorarios que alguien a quien apenas recuerda, le ha pagado.

Pero es enormemente honesto. Así que levantara su culo del suelo lleno de vomito, se quitara el traje arrugado y manchado, se dará una larga ducha, se pondrá un traje limpio, se meterá una raya y saldrá a buscar alguna pista para intentar resolver lo que tenga entre manos. A demás, ara el mismo ritual las veces que haga falta. Hasta dar con el malo.

Es imposible no empatizar con Jack.

Por mucho que beba, por mucho que se drogue, por muy solo que se sienta. Por muchas veces que la cague con las mujeres, por muchas oportunidades que destroce, por muchas veces que llegue tarde.

Es imposible no empatizar con Jack.

En La matanza de los gitanos Jack vuelve a Irlanda después de un año en Londres, vuelve a casa, vuelven los recuerdos. Esta bastante jodido. Enganchado a la cocaína, sin techo donde vivir y con muy poco dinero para vivir. Justo cuando se iba a instalar en el pub de Jeff y Cathy, en una pequeña habitación, un caso le hace cambiar de planes. Alguien esta matando a gitanos, gitanos jóvenes, aparecen desnudos y notablemente descuartizados; manos, pies, algún dedo.  El jefe del clan de los gitanos, el patriarca, le ofrece a Jack una casa y un montón de dinero a cambio de que encuentre quien esta matando a su gente.

Y claro, Jack acepta.

Y entonces es cuando Bruen te coge de los huevos.

No es que el libro sea un thriller, ni por asomo, es que Jack se mete en tu cabeza, lentamente, como una apisonadora. A cada página Jack se va apoderando de ti y te hace sufrir sus vergüenzas, sus perdidas, sus frustraciones. Es como si alguien te inoculara un veneno con una larga jeringuilla, un veneno que poco a poco se extiende por todo tu cuerpo y que te hace  ser  Jack Taylor. Y no puedes dejarlo.

La trama no es rápida, no es sorprendente, no es espectacular. Atomarporculo. La trama de La matanza de los gitanos es  abrumadora. Como un camión de dieciséis ruedas americano, rojo brillante, con un remolque blanco enrome, que se empotra contra un gran muro dejándote absolutamente aturdido. Esa es la sensación que tiene leer a Bruen, aturdimiento. Bruen escribe con tanta lucidez, es tan rico, las tramas son tan redondas, con tanta potencia que te da vergüenza no haber leído a este tío antes.

Y entonces llegan las diez últimas páginas.

Y Bruen te aprieta los huevos con fuerza.

En serio. Con la garganta cerrada como un embudo, con el corazón palpitando a toda velocidad, con todas las neuronas insultando a la vez a Jack Taylor. Así termina uno el último párrafo.

La parte mala. Tendréis que buscar este libro y todos los de las serie de Jack Taylor en vuestra biblioteca, están todos los títulos descatalogados y son caros para comprarlos de segunda mano.  Por dios, que alguna editorial re edite de una vez la serie entera de Jack Taylor.

La matanza de los gitanos
Ken Bruen
Ed. Tropismos 2006 (descatalogada)
211 páginas