Seguramente pocas películas pueden jactarse de haber gozado de la pompa festivalera y después ser confinada a los estantes de “cintas asquerosas” en los sótanos de los videoclub. “Possession” se resiste tanto a la clasificación (¿es una drama, avant-garde, monster-movie, thriller?) que no es extraño que haya terminado en el catálogo de lo repugnante. Su director, el polaco Andrzej Zulawski, tampoco iba por el cine en busca de aceptación. “Aquellas víctimas de la vida”, dijo refiriéndose al público, “que creen una película es hecha sólo para su placer y que no saben nada acerca de su propia existencia”. Para Zulawski, el cine debía ser ambicioso y complejo “como la cola de un pavo real”.
Polonia, para su disgusto, tampoco era un lugar muy tolerante con los artistas audaces. A inicios de los 70, los años más severos de control soviético durante la Guerra Fría en pleno hervor, ya estaban quedando atrás. Polonia se estabilizaba y practicó con éxito, al comienzo, un “comunismo consumista”, el poder político continuaba en manos del Partido Comunista de Polonia pero el líder de este continuaba siendo decidido en Moscú. Así que mientras a la prensa no se le antoje criticar a la URSS, o los artistas no planteen metáforas tan metafóricas que sólo pueden significar ganas de fastidiar a los rusos, todos estarían felices y no habría necesidad de llamar a la policía, como había ocurrido muchas veces en los años anteriores, cada vez que alguien se tomaba en serio lo de la libertad de expresión. A pesar de todo era un contexto de cierta distención, por lo que las autoridades no podían tener reparos contra el joven Zulawski que había debutado con dos cortometrajes románticos, que no estaban nada mal y que incluso habían sido transmitidos por televisión. Pero después de su primer largometraje, “La tercera parte de la noche” (1971), co-escrito con su padre, ya nadie entre los burócratas tendría ganas de acariciarle la cabeza. La película fue premiada oficialmente como Mejor Debut del cine polaco, pero sólo fue un consuelo ante el sabotaje que aplicaría casi de inmediato la censura polaca contra su distribución. La película no aludía a los soviéticos, sino a un feroz pero ya antiguo enemigo, con quien Polonia justo acababa de reconciliarse oficialmente, Alemania. Era un film nada alegre sobre un joven que se salva de un pelo de morir masacrado por los alemanes, como el resto de su familia, y encuentra trabajo en un centro de vacunación, pero no poniendo inyecciones sino al contrario siendo constantemente infectado con el virus del tifus para producir más vacunas a partir de su sangre, experiencia que naturalmente le hace perder la razón en extremo. Una película, como podemos apreciar, hecha para intranquilizar. Cosas que no te quieres encontrar en la tele después de la cena.
“Possession” es una bestia de la imaginación. La primera vez que me atacó fue como un dolor de cabeza. No es una película que comience con calma como para que te vayas acomodando a ella. Llegamos en medio de un terremoto que está destruyendo a una pareja. Es arduo referirse al argumento porque me obliga a racionalizar, lo que en ese caso sería empobrecer, un relato contado desde la ansiedad y la ira. El progresivo espesor de estos sentimientos en las actuaciones increíbles de Sam Neil y Isabelle Adjani, hacen de “Possession” una película extenuante que no está destinada al olvido, así sientas que la odias.
Esta es una película que siempre se está saliendo de cuadro. Una amiga me dijo “¡no nos dijiste que era de terror!”, cuando se las presenté y, de repente, mis amigos se toparon con una criatura sanguinolenta y de tentáculos que comparte un oscuro departamento con la alterada protagonista. El clima enrarecido y enfermizo del “Possesion” llega a un punto en que el intenso resentimiento de la pareja llega a convertirse en un organismo aparte, un tumor autónomo que a pesar de ello no dejará de alimentarse de su huésped. El vínculo entre Anna y su criatura es sexual, por decir lo menos. Anna está poseída por su deseo de ser poseída por la criatura, y este a su vez parece ir creciendo mientras más la coge con sus tentáculos. Al parecer también le interesa la carne en sentido literal, porque Anna asesina al detective cuando este logra ingresar al departamento, haciéndose pasar por un inspector de ventanas, y se encuentra con bestia semejante. Anna guardará después secciones del cadaver en el refrigerador.
Lo que si está claro es que la herida entre Anna y Mark es tan tangible que no sorprende que se traslade hacia lo físico. En otra escena, Mark le hace reproches a Anna que nerviosamente rebana carne con un cuchillo eléctrico. En un instante la desesperación llega a tal punto que Anna se dirige el cuchillo al cuello hasta hacerse sangrar. Mark ha quedado tan conmovido con el acto que, en un gesto de apego por su mujer, él también se infrige cortes en el brazo. Anna le dice al despedirse: “no duele” y él asiente. El dolor interior ha dejado sin argumentos todo pesar de la epidermis.
Mark también se ha encontrado una réplica de Anna. La profesora del pequeño Bob es la bondadosa Helen, una mujer casi idéntica a Anna excepto por el color de los ojos y el pelo. Incluso cuando Mark la ve por primera vez cree que se trata de Anna con peluca (como obviamente ocurre, porque también es Adjani). De un momento a otro, Mark se ve asistido por Helen en el cuidado de su hijo, en algún trabajo domestico y en hacerle compañía desnuda al dormir. ¿Es Helen la parte de Anna que Mark añora y no recuperará nunca más? ¿Existió alguna vez esa Anna? Pero Mark todavía la tiene clara cuando cuando su hijo le pregunta si Helen le parecía más guapa que su madre y ambos eligen a Anna.
Mostrar más imágenes de "Possesion (1981)"
Cómo conseguirla:"La Tetona de Fellini" husmea entre cintas curiosas, clásicos recónditos, films perseguidos. El cine nos cuenta historias, aquí contamos las historias del cine.
Para descargar película desde Emule: Enlace eD2k
Para descargar subtitulos (si no te funcionan mándame un correo y te los mando): Enlace eD2k
¿Cómo funcionan los enlaces eD2k? Asuntos técnicos