Hoy voy a hablaros de la Educación, una palabra indispensable en la maternidad. Pero nada tiene que ver con la educación en los colegios, la cual es muy importante y me llevaría para otro post, pues al peque le toca ir al “cole de mayores” en septiembre y menudos quiebres de cabeza que llevo, pero ese es otro tema.
Quiero hablaros de la educación en casa, la que ofrecemos nosotros, los padres, porque a veces me parece que algunos padres piensan que la educacion de los hijos es exclusiva de los profesores y no amigos, la educación se da en casa, los profesores enseñan, los padres educan.
Desde que soy madre y vivo mucho más de cerca este tema, me he quedado en ciertas ocasiones ojiplática con ciertos comportamientos de los padres.
Huyo de los parques porque las pocas veces que he estado, me he tenido que ocupar de mi hijo y de varios más, he observado como niños mayores que el mío juegan a lo loco (algo que es completamente normal) y sus padres están en corritos hablando o ensimismados con el móvil sin tener ni idea de lo que hacen sus hijos, si se caen, lloran, pegan o empujan a otros niños (como al mío, por ejemplo).
La salida de la piscina del polideportivo de mi pueblo es una auténtica locura, lo reconozco, pero lo que más me ha llamado la atención son madres que no dejan de gritar (e incluso insultar) a sus hijos porque no dejan de moverse (son niños, es normal que se muevan ¿no?)
Momentos en plena calle a gritos, con empujones y zarandeos hacia sus hijos.
Y podría seguir enumerando muchísimas más.
No soy una madre perfecta, ni mucho menos, pierdo los nervios y me estreso, como todas, pero no quiero educar a mi hijo a base de gritos, insultos y malos modales.
No digo que esos niños no tengan parte de culpa, todos sabemos lo rápido que consiguen acabar con nuestra paciencia, pero los adultos somos nosotros.
No podemos pretender actuar como nos de la gana y despúes querer que sean unos niños educados. No echo la culpa a esos niños, la culpa la tienen sus padres, porque la educación empieza en casa, el ejemplo somos nosotros, sus padres, y si ellos observan en nosotros ese tipo de conducta, que después no nos sorprenda que ellos actuen de la misma manera.
LA EDUCACIÓN ESTÁ EN CASA, LOS EDUCADORES SOMOS LOS PADRES, ACTUEMOS COMO TAL.