La maternidad te cambia en muchos aspectos, la persona que creías ser cambia por completo y te conviertes en aquella que jamás creías convertirte, en ese tipo de persona que siempre has visto y con la que has vivido cerca y que te prometías a tí misma que nunca te convertirías si algún día eras madre.
Para esta semana he elegido la palabra Petarda que, aunque tiene varios significados, para mí y, en este caso, bien podría ser pesada, aburrida, fastidiosa, repetitiva…
Y ¿qué significa petarda en la maternidad? (siempre desde el cariño, que nadie se ofenda, por favor!!)
Antes de ser madre, para mí, cualquier mamá, incluyendo por supuesto la mía, era una petarda. Siempre con los miles de besos, los abrazos, los “abrígate que vas muy fresca“, “come un poco más que no has comido nada“, “a dónde vas, con quién vas“, “Si te abrigaras más, no tendrías frío“, “para comer tienes…. (toda la comida que había en casa y en la del vecino) y un larguísimo etcétera….
No sólo era mi madre, porque las madres de mis amigas eran exactamente igual, cada una a su manera, es cierto, pero con la misma connotación petardil.
Años después, llegó la hora de ser madre y, en estos dos años, me he dado cuenta, que voy por el mismo camino, no puedo parar de besuquearle y darle abrazos. De momento más no puedo decir, porque es pequeño, pero se que a medida que vaya creciendo, iré siendo más petarda, estoy segura que le repetiré ochenta veces que se abrigue más, que coma más, que a dónde va y con quién va, que no vuelva tarde, etc.
En definitiva, creo que una madre, por naturaleza, es petarda, solo queremos el bien de nuestros hijos y achucharles lo más posible…
ellos, hasta que no sean padres, no se darán cuenta que, en realidad, no somos petardas, solo es algo que viene incluido en el pack de la maternidad.