Y siguiente letra del abecedario en el sentido inverso, tal como lo estoy haciendo. Esta semana la W. W de wi-fi, o w de whisky? W de whisky, o w de wi-fi?
Pues mira, como no quiero renunciar a nada, va a ser wi-fi, mientras me tomo un whisky, he dicho. Hace falta definición? Diría que no.
Antes de ser padre, para qué crees que utilizaba yo el wi-fi de casa? Cuando digo casa, digo biblioteca, digo centros cívicos, digo vecinos...
Pues lo típico, para descargar, de forma legal, por supuesto... (y que venga alguien a demostrar lo contrario) música, películas, vídeos, etc. Me tuve que comprar un disco duro externo porque el del ordenador se me llenó en menos de 2 meses.También lo utilizaba para estudiar, ya que estaba con la Universidad a distancia.
Y como no, para mirar escapaditas en pareja, la evolución del euribor, noticias, últimos modelos de coches, etc.
Espera, que me tomo un traguito del whisky
Pero claro, llega un momento que eres padre y:
- Las escapaditas en pareja se transforman en actividades para familias o restaurantes donde los pequeños sean bienvenidos, porque hay cada uno...
- Las películas, vídeos, etc., se transforman por arte de magia en dibujos. Dibujos y más dibujos y canciones infantiles.
- La Universidad a distancia se ha transformado en descargas de láminas para colorear.
- La página de pedir hora al médico. La tengo entre mis favoritas.
Consultas de desarrollo, evolución, salud y similares son frecuentes.- Además, últimamente y relacionado con mi paternidad, el wi-fi me ha servido para descubrir moradas, alcobas, tanto aquí, como en Italia, Etiopía, incluso en el exilio. En ellas, da igual si eres mamá de uno, de dos o trimadre. Da igual si eres la mamá de Nico, de Leo, de Max, de Muriel, de Diego, etc. No importa si usas una libreta, diario, o si eres una mamá del sigo XXI enamorada de las redes sociales. Y porque aunque mamá sólo hay una, esto no es sólo una cuestión de madres, ya que los papás también sabemos. Todos somos bienvenidos a este mundo de peques donde no quieres despertar de tus sueños imaginando historietas, esos en los que imaginabas ser princesa y vivir en una casa encima de un árbol, tremenda aventura.
La paternidad, e incluso antes, cuando planeamos ser padres, nos cambia nuestra biología interior. Nos pierde y a la vez nos ata de una forma feliz, hace que nos lo pasemos pipa, que retornemos a nuestra infancia, cuando comíamos golosinas, fredolics (éstos menos) y criábamos pokemons.Hay momentos en que nuestra vida se transforma en una jungla, parece que estamos perdidos, con sus pros y sus contras, que en vez de brujis o gnomos parece que tengamos una manada. Somos imperfectos. Pero otros... verlos felices en brazos, cuando estás piel con piel, hacen que te sientas como si cuidaras una delicada flor, y te entran unos ataques de besos que hay quién los confundiría con un ataque de rabia. Eso sí, una rabia amorosa que va más allá de los colores. Ni rosa, ni azul, ni fucsia, sólo el color del corazón, da igual si asiático, de la sierra, cantábrico o de más allá. Simplemente, amor.
Y tal como pasa en todas las comunidades de personas, siempre hay una oveja negra, son cosas que pasan. Aunque me quedo con la nueva utilidad del wi-fi, conocer más gente y saber que ahora soy mucho más de lo que era.
Último traguito de whisky y se acabó el post de hoy