La mayoría asocia las expresiones "dieta" o "régimen" con la privación de alimentos que nos gustan, con el control total y con el hambre que hay que pasar para perder peso... Como primera medida, quienes quieren perder peso con nuevas rutinas de alimentación deberían hablar de "comer de forma inteligente" antes de decir que están "a dieta".
Algunas personas -muy motivadas por la necesidad de perder peso-, creen que al dejar de hacer alguna comida logran consumir menos calorías. Pero en la práctica se trata de un error, porque después de pasar 5 ó 6 horas sin comer el metabolismo se torna más lento y las personas suelen comer más en la siguiente comida, que suele ser tarde a la noche.
Otro caso es el de aquellas personas que tienen una rutina muy intensa, no tienen tiempo para sentarse a comer, pero por las noches o fines de semana se comen todo lo que no comen de lunes a viernes.
Esas modalidades garantizan aumento de peso seguro. También es una metida de pata eliminar a un grupo completo de alimentos de la dieta, como es el caso de los carbohidratos, por ejemplo; el resultado será la pérdida de peso sí, pero también de salud. Algunas dietas muy populares en la actualidad eliminan todos los carbohidratos a cambio de una ingesta libre de proteínas y grasas. Pero como los carbohidratos proveen el combustible para que nuestro organismo funcione bien, y su falta termina ayudando al aumento del colesterol.
Por eso, lo mejor es elegir carbohidratos de bajo índice glucémico (que no tienen azúcar ni harina refinada, cereales integrales, frutas, vegetales, nueces, almendras) y proteínas desgrasadas de alto valor biológico (carnes magras, lácteos descremados, clara de huevo, legumbres).