¿Cómo mide nuestra cámara la cantidad de luz que le entra?, lo hace mediante un exposímetro, pero no siempre lo hace de la misma manera, las tres formas mas normales son las siguientes:
Entendiendo que el área azul del gráfico es la zona de la imagen que el exposímetro contempla para la medición, podemos diferenciar varios modos de medición:
Medición Matricial o Evaluativa: Sistema que calcula la mejor exposición para una fotografía a partir de una división en 256 partes de la imagen. Al tener en cuenta todas las partes de la imagen para evaluar cuáles son los mejores valores de exposición para esa imagen, suele ser la que mejor se adapta a la mayoría de las situaciones de luz.
Medición Puntual o Parcial: El sistema de exposición de la cámara se concentra en un punto central de la imagen enfocada para componer que supone alrededor del 3% de la imagen, en función de éste punto, los valores de exposición del resto de la imagen.
Medición Central o Promediada Ponderada al Centro: Sistema de medición de la exposición de la imagen, que utiliza el centro de ésta para ajustar los valores de exposición del contexto. Útil para los retratos.
Usar tiempos de exposición apropiados en las fotografías es esencial, sobre todo cuando disparamos con diapositivas, que tienen un rango de exposición menos amplio. Por tanto, cuanto mejor entendamos la medición, mejores resultados conseguiremos.
Funcionamiento del Exposímetro
Este sencillo mecanismo nos indicará si con los parámetros elegidos la exposición será correcta, si la foto resultará sobreexpuesta o si por el contrario estará oscura y como resultado obtendremos una imagen subexpuesta. Además nos informa de en qué medida esta sobre o subexpuesta.
Lo que trataremos de lograr en condiciones normales siempre va a ser una exposición correcta. Por tanto, que el indicador se encuentre situado bajo el 0.Ya manejemos una réflex o una compacta, aprender cómo funcionan la propia cámara y el exposímetro nos ayudará a conseguir siempre lo que queremos, pues sabremos hasta dónde los razonamientos a los que llegan las máquinas son fiables. Con la práctica entenderemos que ciertas situaciones de luz son engañosas y, cómo no, engañan a la cámara. Ahí es donde entra nuestra pericia como fotógrafos.
Es importante que sepamos hasta dónde los razonamientos a los que llegan las máquinas son fiables y, sobre todo, en qué momento debemos dejar los automatismos a un lado, tomar la iniciativa y guiar nosotros el proceso para lograr exactamente lo que buscamos.
Pensemos que los fotómetros de las cámaras miden la luz reflejada, asumiendo que, más o menos todo en el mundo refleja un 18 por ciento de la luz que recibe. Esto, en cierto modo, aunque no es cierto, es bastante adecuado en términos de medición.
Repasemos ahora algunos casos prototípicos en los que la medición de la cámara no será correcta. Para lograr una buena exposición tendremos que aplicar la lógica y exponer en consecuencia a lo que vamos a aprender.
La nieve: La nieve refleja un 36 por ciento de la luz que recibe. Esto es el doble de lo que el fotómetro espera que cualquier objeto refleje, un 18 por ciento. El fotómetro asume esto como que tiene delante algo excesivamente brillante, por lo que sugiere un tiempo de exposición corto para no quemarlo. Si le hacemos caso al fotómetro la imagen resultará subexpuesta, por lo que tendremos que añadir a la lectura del fotómetro un diafragma adicional y lograr una toma bien expuesta. Esta forma de proceder no sólo se aplica a la nieve, sino también a todos los objetos blancos como paredes, vestidos, etc.
Objetos negros: Ocurre justo lo contrario con los objetos negros. Un gato negro dará una medición errónea. Refleja un 9 por ciento de la luz que recibe, mientras que el fotómetro de la cámara asume que se trata de un objeto muy oscuro reflejando 18 por ciento de la luz recibida. Partiendo del planteamiento anterior, la cámara sugerirá un tiempo de exposición demasiado lento, para que ese objeto “tan” oscuro se vea bien, resultando una imagen sobreexpuesta. Para corregir la medición errónea de la cámara deberemos restar a la sugerencia del fotómetro un diafragma. Cerrándolo más lograremos evitar esa sobreexposición.
La Luna: Cuando intentamos fotografiar la luna, sin duda, se produce uno de esos casos en los que no debemos hacerle caso a la medición de la cámara.
La medición es una guía, la mayor parte de las veces muy fiable, de lo que tenemos frente a nosotros, pero no se trata de algo infalible o que tenga que ser seguido sin rechistar.
Aprended a evaluar lo que tenéis frente a vosotros y a detectar los casos en los que la cámara se va a equivocar.
No descartéis utilizar la cámara, simplemente, como fotómetro e investigar con ella cuánta luz hay en las diferentes zonas del cuadro para luego elegir por vosotros mismos unos valores para la exposición.
Podéis elegir los parámetros con los que vais a realizar la exposición promediando las distintas lecturas que el fotómetro os ha dado en las diferentes zonas de la foto. Otra opción es elegir unos parámetros buenos para la luz de una zona del cuadro siendo conscientes de que sólo son adecuados para esa zona que es la única que os importa que salga bien.
Dependeriendo de las situaciones actuaremos de una manera.
Tened siempre en cuenta que se supone que, como media, entre las zonas más luminosas y las más oscuras de una buena foto sólo debe haber una diferencia de dos pasos de diafragma.
Si estamos inseguros de en qué parte del cuadro debemos medir, es el momento de aprovechar la ventaja de la fotografía digital y tomar diferentes fotos con distintos parámetros de diafragma, por encima y por debajo de lo que lo que creamos que sería correcto, por ejemplo, para poder ver cómo afecta.
Cuando sea posible, es recomendable tratar de medir sobre zonas de la foto que sean de un gris neutro. Si no hay grises neutros a la vista, trataremos de medir incluyendo en el cuadro el mayor número de colores posible. Conseguiremos unas lecturas más precisas.
Si estamos haciendo fotos del cielo, nunca midamos en el suelo, casi siempre es varios diafragmas más oscuro que el cielo y quemaremos este último. Por el contrario, si vamos a fotografiar el suelo, evitemos medir en el cielo o lo dejaremos muy oscuro.
¿Cómo se enfrenta uno a las situaciones en las que la diferencia entre zonas luminosas y de sombras es mayor? Filtros ND, horquillado de la exposición, etc…
Los filtros de densidad neutra los usaremos en condiciones de mucha luz ambiental en las que veamos que las fotos tienden a salir sobreexpuestas, los encontramos de varias formas, redondos o cuadrados, y en los cuadrados encontraremos los normales y los degradados. Cada filtro supone cerrar varios pasos el diafragma dependiendo del nº que le pongamos (n2, n4, n8), esto es igual tanto en los redondos como en los cuadrados. Por otro lado nos encontramos con los degradados nos vamos a encontrar que como su nombre indica el filtro pasa de mas oscuro a mas claro y de igual manera nos encontramos distintos grados de “oscuridad”. Los degradados son especialmente útiles para poder sacar cielos perfectamente iluminados junto al resto de la fotografía.
El horquillado de exposición consiste en realizar un mínimo de tres fotografías, una subexpuesta, otra centrada y otra sobreexpuesta, para posteriormente fusionarlas y generar una imagen con todos los niveles correctos, cuantas mas exposiciones saquemos mejor resultado final obtendremos. Este modo es muy útil para poder realizar fotos en HDR.
El artículo La medición de la luz podrás verlo completo en 10MPX.