L ejos de los pedidos revolucionarios que se escuchaban en aquel famoso mayo francés del año 1968, en el otro lado del campo de los estudiantes que paralizaron todo París y escapando de la creación, de la ilusión y de la imaginación que los suspiros parisinos proclamaban en aquella primavera ruidosa llena de esperanza con un estilo conceptual en donde el arte era el medio y lo imposible el fin, nos encontramos en esta era proclamando al hombre mediocre, fanatizándonos con esos sujeto hasta tal punto de identificarnos con aquel loser que vemos en la pantalla. La televisión ha sufrido una epidemia de perdedores y desde aquí, cuan estudiantes promulgando lo imposible bajo el lema: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, salimos a la calles ficticias de la Web y proclamemos por la creatividad.
No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se compensa por la garantía de morir de aburrimiento, queremos hombres que se desabrochen el cerebro tan a menudo como la bragueta, que acumulen rabia . Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar, sepan que si lo que ven no es extraño, la visión es falsa y que si la novedad es revolucionaria, la verdad también.
Y ahora bien, si la televisión nos ha dado una ventosa de perdedores, hombres mediocres para ver será que nosotros elegimos eso, nosotros, los televidentes, la familia, queremos ver losers ya sea para aumentar nuestra autoestima o para seguir generando mediocridad social. En Episodio Piloto no queremos esto, queremos ver series de buena calidad, queremos que la creatividad florezca desde la televisión, que los niños y los adultos abran sus cabezas frente a la pantalla, más In Treatment, más Lost, más House y menos Losers dando vueltas por los canales…
Porque exagerar, esa es el arma, me propongo agitar e inquietar a las gentes. No vendo el pan, sino la levadura; Porque para poder discutir la sociedad en que se vive, es necesario antes ser capaz de discutirse a sí mismo; Porque la imaginación no es un don, sino el objeto de conquista por excelencia tomemos en serio la revolución, pero no nos tomemos en serio a nosotros mismos…