pero disfrutando de su nieto a cada instante (tengo que decir que yo no me atrevía a bañar a Daniel, me daba miedo hacerle daño, lo veía tan pequeño, delgado, frágil,... y ella fue la encargada de bañarlo durante el tiempo que estuvo con nosotros).
Como me vió tan afectada por todo lo que supuso mi parto, mi enfermedad, el verme sobrepasada por las circunstancias y con un bebé prematuro, siguió con nosotros varias semanas más. En total fueron ocho semanas las que estuvo fuera de su casa, sacrificando su trabajo (mi madre, como autónoma, si no trabaja no cobra) y dejando su casa en Manresa durante dos meses. Ahora, un año después, me he trasladado a vivir a Manresa de nuevo, mi ciudad natal, por varios motivos. Y a pesar de que no estamos viviendo en casa los mejores momentos de nuestras vidas, mi madre sigue ahí, luchando cada día como una jabata, y tirando del carro aunque esté agotada. Para mí, mi madre es la mejor madre y abuela del mundo. Y me gusta pensar que para el resto de hijos/as, sus madres son las mejores del mundo. Nuestra madre es la que nos ha tocado o la que hemos elegido. En cualquier caso, es la persona que mejor nos cuidará y nos respetará.Por eso, yo siempre le estaré agradecida, ¡qué menos! Por mí y por mi hijo, que estuvo y está muy bien atendido, cuidado, y mimado. Por eso intento darle muestras de cariño a diario: me gusta besarla, acariciale el pelo o echarle el brazo por encima del hombro mientras caminamos por la calle. Es orgullo de hija.
A lo mejor os preguntáis a qué viene este post en junio, cuando podría haber aprovechado el día de la madre para hacerle un homenaje, ¿verdad? Buenos, pues es que hoy es un día muy especial, porque hoy mi madre cumple 62 años. Y se merece esto y más.Desde aquí: ¡Feliz cumpleaños!Te quiero mucho mama. Te queremos mucho yaya.