[7/10] En “La mejor oferta”, Giuseppe Tornatore nos ofrece una fábula sobre la vida y el amor, en la que su protagonista debe pasar de admirar la belleza a aprender a amar sin miedo. Oldman es un aclamado experto en obras de arte y coleccionista empedernido, además de hombre hosco y solitario que sufre auténtico terror a todo lo que suponga dejarse llevar por las emociones. Es un hombre incompleto que trata de suplir su falta de aprendizaje en los afectos con obsesivas sesiones ante sus retratos de mujeres o con caricias a los lienzos (aviso para el espectador sobre lo que sucede en ese corazón)… en lo que no es sino una falsificación del amor. En su perfeccionismo y rarezas se adivina un temor a no ser capaz de comprender el misterioso mundo de la mujer y del amor, y un deseo de encontrar esa otra mujer que complete su colección y que se le presente como “la mejor oferta” de la subasta que es el matrimonio, que puede salir bien o convertirse en un laberinto sentimental que le haga perder el control y la misma cabeza.
La trama de “La mejor oferta” parte de un guión de hierro en el que cada pieza viene a encajar a la perfección en un engranaje clarividente sobre la vida. Tornatore construye un artefacto de ruedas dentadas que avanza conduciendo al espectador hacia una lección de madurez en el amor, para servirse de giros narrativos que terminan dando un vuelco a la historia con un desenlace imprevisible. Todo funciona a las mil maravillas en la mente de un Oldman intuitivo e inteligente, hasta que se deja llevar por la curiosidad y descorre el cerrojo de la mirada y del corazón (antes el tacto y con guantes es el único cauce que le reporta cierta sensación placentera)… para dejar que el amor le confunda y trastorne. Él debe perder el miedo a amar mientras que la mujer fantasma -inquietantes son esos primeros momentos de misterio- debe superar su agorafobia: son almas gemelas condenadas a entenderse y ayudarse, en una subasta del amor que se llevará quien demuestre ser más ágil y astuto.
Alejado de cualquier intento de realismo y verosimilitud, la cinta tiene un claro sentido didáctico y moralizante por el que el individuo debe elegir el amor y a la persona (Claire) frente al sucedáneo y a su copia (el autómata y los cuadros). Desconocedor de ese humano sentimiento, el experto no sabe tasar los riesgos del amor y teme sufrir en carnes propias su engaño y falsificación. En realidad, asistimos a un proceso de educación sentimental, donde la soledad y el desencanto son protagonistas principales de la vida de Oldman y Claire, y donde el tasador comprobará que “siempre hay algo auténtico en toda falsificación”, algo que él mismo ha puesto en sus chanchullos profesionales y en sus narcisistas relaciones personales.
Si preciso y milimétrico es el guión, impecable resulta la interpretación de Geoffrey Rush, tan estirado y circunspecto como su inseguro personaje exige de partida, tan frágil y emocional como se manifiesta conforme sale de su ensimismamiento de coleccionista. La transformación de Oldman es convincente y progresiva, y Geoffrey Rush permite al espectador asomarse a un alma amargada desde la infancia y después herida en su orgullo. Las figuras del autómata parlanchín o de esos retratos que miran con ternura y compasión inquisitivas nos hablan de las carencias de un hombre que, rodeado de éxito y bienestar, no ha logrado convertir su hotel en hogar. Oldman vive solo y alejado de la realidad y la planificación de espacios amplios así lo deja ver, mientras que la música de Ennio Morricone intensifica unas intrigas y emociones que arropan, sin aportar calidez, la historia de este coleccionista de mujeres que necesitaba una reconstrucción interior como la de su copia autómata.
Calificación: 7/10
En las imágenes: Fotogramas de “La mejor oferta”, película distribuida en España por Filmax © 2013 Paco Cinematografica y Warner Bros. Todos los derechos reservados.
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Publicado el 6 julio, 2013 | Categoría: 7/10, Año 2013, Críticas, Drama, Italia, Romance
Etiquetas: amor, Ennio Morricone, Geoffrey Rush, Giuseppe Tornatore, La mejor oferta