Por: Claudia Abraham
La Memoria es un ejercicio que no necesita de decretos para las buenas personas que repudiamos el genocidio y reivindicamos la lucha de nuestros 30.000.
Yo no necesito de un feriado para marchar cada 24 de marzo ni para hablar de la dictadura con mis alumnos. Desde que empecé a trabajar en la docencia siempre lo hice, y me importaron tres pepinos que en otra época el tema no estuviera incluido en la currícula.
Los que siempre marchamos por Memoria, Verdad y Justicia, nos quedamos en los lugares en donde vivimos para estar junto a nuestros compañeros. Las "minivacaciones" son para los cultores del olvido, de quienes nos separa una enorme grieta.
No debería provocar asombro que los socios civiles de la dictadura que hoy nos gobiernan hayan decidido cambiar la fecha del feriado, porque para ellos los 24 de marzo son un día de fiesta.
A no preocuparse por estas cosas, que su festejo puede convertirse en una tremenda pesadilla si somos miles recorriendo las calles de cada rincón del país y diciéndole a esta bosta que el olvido no existe.