La memoria y sus características: La memoria emocional, a caballo entre la memoria explícita y la memoria implícita.

Publicado el 30 enero 2019 por Doloresfuentes
La memoria emocional puede considerarse una categoría de transición entre la memoria explícita y la memoria implícita. No queda muy claro si la memoria emocional es una variedad de la memoria implícita, o bien, es una memoria específica en sí misma, pero sí, podemos decir que ocupa un lugar propio entre la memoria implícita y la memoria explícita. Este tipo de memoria está a caballo entre ambas memorias. Por ejemplo, podemos sentir miedo ante determinadas situaciones de forma consciente pero también en otras circunstancias en las que no somos conscientes de ello. 
La amígdala desempeña un papel clave en la memoria emocional. La amígdala está estrechamente conectada con diferentes regiones del cerebro como las estructuras corticales temporales y con el resto de la corteza cerebral. También envían señales al hipotálamo y al tronco encefálico. Establece conexiones con el córtex prefrontal, permitiéndole valorar las consecuencias positivas o negativas de los estímulos que recibe y los acontecimientos. La extirpación de la amígdala provoca el llamado síndrome Klüver- Bucy, demostrando el papel central que juega la amígdala en las emociones. 
Por último, el neurocientífico Joseph Le Doux, especialista en el estudio del cerebro emocional, estudió como la consciencia del peligro tiene un componente innato y otro aprendido. El miedo es una emoción fundamental para la supervivencia de los seres vivos gracias a él minimizan su expansión a animales, objetos o lugares peligrosos. El componente innato del miedo es el procesamiento automático de la información sensorial que recibimos, desencadenando como respuesta una reacción vegetativa como la sudoración de las manos, las taquicardias o los temblores de piernas o manos. Mientras que, el componente aprendido del miedo consistiría en evitar animales, lugares u objetos específicos que asociamos con el riesgo. Una lesión en la amígdala interferiría tanto en el componente innato como en el componente aprendido del miedo que hemos descrito, incapacitando tanto dar respuestas innatas como adquiridas.