Nuestra calidad de vida depende de la calidad de nuestros pensamientos. Los pensamientos son causas. Te conviertes en lo que piensas, y esto es así porque la mente funciona según el siguiente esquema:
Los pensamientos determinan nuestros sentimientos que se traducen
en comportamientos que dan lugar a unos u otros resultados
Nuestra modo de actuar procede de un cierto modo de pensar. Los pensamientos son los antecedentes de los hechos. Un pensamiento es un impulso de energía que nos lleva a actuar de una determinada manera. Una forma de pensar ganadora (perdedora) lleva a tener comportamientos ganadores (perdedores) y por tanto resultados ganadores (perdedores). Dicho de otra manera:
Cada pensamiento es una inversión o un coste;
cada pensamiento te da poder o te lo quita;
cada pensamiento es una bendición o una maldición
No es casual que Sun Tzu, en El arte de la guerra, escribiese: "Toda batalla ha de ser ganada antes de ser librada. El ejercito victorioso vence primero y luego va a la batalla". El triunfador lo es antes de triunfar: para ganar tienes que pensar como un ganador. Y tampoco es casual que Buda afirmase: "Ni tus peores enemigos pueden hacerte tanto daño como tus propios pensamientos".
Conviene recordar, como se explica en uno de los capítulos de Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición), que a lo largo del día tenemos entre 60.000 y 70.000 pensamientos y más del 90% son negativos. Y esto es así porque en el ser humano el miedo a perder puede más que el deseo de ganar; la seguridad puede más que el reto. Muchas veces hemos escrito aquí que ganar es una decisión consciente y sobrevivir es una decisión inconsciente.
Estamos programados para la supervivencia y no para el reto. El miedo nos ayuda a sobrevivir como especie, a protegernos, a buscar la seguridad a toda costa... pero nos impide avanzar y triunfar. Sólo unos pocos (5%) son los que se atreven a llegar lejos.
El mayor enemigo del ser humano son los pensamientos negativos, esos monstruos mentales que nos sabotean, nos torturan, nos arriconan y nos hacen sentir pequeños: no soy bueno, no soy capaz, no me lo merezco... y que D. J. Schwartz, en su excelente libro La magia de pensar en grande, definía: 'Los pensamientos negativos son una especie de suicidio espiritual'. La mente se convierte en una especie de campo de concentración cuando no se domina. La conclusión es la siguiente:
O controlas tu mente o tu mente te controla a ti
Entrenar y dominar la mente es la habilidad más importante
para el éxito y la felicidad
Para tener éxito, lo primero es tener el control sobre uno mismo, y para ello es esencial saber (y que poca gente sabe) es que puedes controlar tus pensamientos. Esos pensamientos automáticos que brotan en tu mente puedes neutralizarlos tomando conciencia de que tus pensamientos son producto de tus creencias, y que tus creencias no son innatas sino aprendidas por lo que has visto, oído y vivido en los seis primeros años.
Puedes anular tus pensamientos 'destructivos' y transformarlos en otros 'constructivos', pero para ello tienes que tomar conciencia. La neutralización se produce a través de la 'atención consciente': me paro para elegir lo mejor, los pensamientos productivos y desechar los improductivos. Cada vez que aparece un pensamiento, decido si me dejo dominar por él o lo domino yo a él. Según diferentes investigaciones, hay un cuarto de segundo de retardo entre el momento en el que una persona siente un impulso y el momento en que actúa. Si te das ese cuarto de segundo de 'atención consciente', te puedes cuestionar las decisiones.
Al principio, como todo proceso de cambio exige esfuerzo consciente, para a través de la constancia y la repetición automatizar el comportamiento y convertirlo en hábito. De ello hablaremos otro día. Pero recuerda lo que se dice en El guerrero pacífico:
"Ni tu decepción ni tu cólera son causadas por la lluvia. La lluvia no es más que una manifestación normal de la naturaleza. Tu decepción a causa de la merienda estropeada y tu alegría al regresar el sol son ambas fruto de tus pensamientos".
Y también esto que apunta Wayne W. Dyer, uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 7ª edición):
"Control de uno mismo significa ser el amo de tu propio destino, ser la única persona que decide cómo va a vivir, a reaccionar y a sentir en todas las situaciones que la vida le presenta".