Por Jorge Garacotche (Canturbe)
Los que somos campeones en eso de hacer planes en ninguna parte para nadie, sumamente agradecidos, de todo corazón, John. Terminé de leer y me di cuenta que nunca más iba a estar solo, tenía a la música y a Los Beatles de mi lado, es decir que me había mudado a una fortaleza. Eso necesitaba saber, que la soledad sabía que ya no iba a acompañarla a ninguna parte, Los Beatles le harían el raje.
Salen cantando a capella, algo bien primitivo, eso refuerza el mensaje, la guitarra entra rasgueando al revés, de abajo hacia arriba, súper original, y arranca la banda. Es el hi-hat de Ringo el que lleva todo el tema, con ese maravilloso golpe de tacho. La línea de bajo es de las mejores, en los estribos es maravillosa, la más divertida que conozco, pero la más melancólica. La voz comunica todo, para mí, John es el gran cantante que inventó el estilo rock, mezclando las mejores melodías con el dolor de la clase trabajadora, él fundó este grupo, era el conductor, inventó la filosofía rockera, todo lo anterior quedó reducido en los lugares comunes, por algo el estallido mundial los acompañó y hasta hoy se prolonga reuniendo a locos y locas. Algo que me pega de cerca: el solo de guitarra, de los mejores que escuché, simple y emocional, lo hace George, el hijo de un colectivero. Es una Fender Stratocaster Sonic Blue, con un inusual compresor ad hoc. Va rodeando cada acorde, lo desarma con sus mejores notas, dibuja y sigue hacia el otro. Va en la escala de Mi, cuando van al cuarto grado menor, George va a la escala de Do, y cierra con una canchereada de barrio, un armónico en el 5to espacio de la primera cuerda, con un volumen exagerado. Brillante, hermoso, sintético, 8 compases y a la gloria. La guitarra de John lo sigue tocando un tono más abajo pero con un transporte en el segundo espacio. La batería está tocada cariñosamente, las caricias en el hi-hat conducen, hay varios momentos en que Ringo aplica delicadamente un rulo circense en el tacho, extraordinario.
En la película "Yellow submarine" el Nowhere man es el coprotagonista desde su soledad, Ringo lo lleva de la mano, le hace upa, esa relación es una hermosura que emociona. Recuerdo que mi hija Malena era muy chica, vio la película y al verlo se emocionaba, pensaba que el Nowhere man era de la banda, y yo le decía que sí.
Cuando los intelectuales se preguntan por qué las masas acompañan esas cosas extraordinarias están confesando que nunca van a saber, pero eso nunca se pregunta, se sabe o no. Siempre seguiremos haciendo planes en ninguna parte para nadie, jamás vamos a renunciar a soñar y Los Beatles van a decir que aprendimos la lección. Dos se nos fueron pero aún nos guían.
Jorge Garacotche