La metamorfosis, Franz Kafka

Publicado el 29 agosto 2013 por Jordi_diez @iamxa

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¡Cuántas preguntas me han quedado tras leer esta maravilla de obra! ¿Qué día se convirtió Gregor Samsa en un horrible insecto?  ¿Cuándo lo imité yo? ¿Todos llevamos ese insecto monstruoso en nuestro interior, o solo algunos? 
He de reconocer, antes de seguir con el artículo, que nunca había leído La metamorfosis, de Franz Kafka. Siempre pensé, no sé por qué, que sería un libro pesado, de esos escritos en prosa adornada, espesa y difícil de leer. Culta y excelsa, por supuesto, pero de la que produce bostezos de aburrimiento tipo boca de metro. Quizá imaginé, por tanta mención a su obra, que el tal Kafka era un paliza de esos que redondean las ideas y las estiran para volverlas a redondear y volverlas a estirar hasta marear al lector en un intento extremo por expresar el último matiz de una idea, cual pizzero con su masa de harina dando vueltas y vueltas, espolvoreándola y agitándola, aplastándola y amasándola una y otra, y otra vez. Esa era mi imagen mental de la obra del señor Kafka. ¡Qué idiota! 
La metamorfosis es un cuento, un libro corto, que nadie debería perderse. De una prosa ágil, escrito con maestría, divertido por momentos, duro, muy, muy duro en la esencia y en el resultado que deja al lector, pero extremadamente sencillo en su exposición literaria. Una historia magnífica de la que ahora comprendo que se hayan escrito cientos de miles de páginas a su alrededor. Esas páginas y esos estudios quizá sí son pesados, este artículo lo es, pero no la obra de Franz Kafka.
Dicho esto, y aún sin haberla leído, todos tenemos una idea de lo que es La metamorfosis. Un tipo que se convierte en un insecto, una historia tipo The fly pensaba yo en mi ignorancia, pero no solo es esto, ni una historia gore o asquerosa de babas o insectos aplastados, el señor Kafka plantea otras cuestiones muy diferentes en su cuento, ¿quién es ese tipo, dónde vive, con quién vive, qué hacía, qué hace al convertirse, cómo lo toma, cómo se vive como insecto?, 
El protagonista es un representante, un viajante como se decía antaño, que vive con sus padres mayores y una hermana, y cuyo humilde sueldo mantiene a toda la familia, además de una posición social respetable, amigos, reputación, e incluso la propia casa en la que viven. Toda una vida que se viene abajo por la desgracia que acontece a Gregor Samsa, quien pierde su trabajo y con él los menguos ingresos y el cariño de su familia. Es brutal ver las reacciones del entorno de Gregor cuando éste se convierte en un monstruo. Cómo su familia le reconoce el esfuerzo que hizo por ellos, pero al mismo tiempo les repugna, avergüenza y desean su desaparición. En un ejercicio en el que el lector inmediatamente cambia la metamorfosis de Gregor en insecto por algo más “normal”, tipo drogas, alcohol, alguna diferencia física, incapacidad mental, o cualquier circunstancia que nos convirtiera en ese monstruo, nos hace poner en su piel, conscientes de que podríamos ser cualquiera de nosotros, o de nuestros allegados más cercanos. Pero también, por pura cuestión de empatía, comprendemos a la perfección la reacción de la familia ante tal engendro.
Supongo que cada lector de La metamorfosis se identificará con alguno de sus personajes, de los pocos que aparecen, de hecho. Puede que con el padre, en quien descansa la autoridad familiar y la opción última de decidir qué hacer con el insecto que fue su hijo, y a quien quisiera amar a pesar de la extrema repugnancia y vergüenza que le representa su estado, o la madre, dolorida, sollozante, afligida y cuyo papel es el de mártir de la obra; el de la hermana, la única que se atreve a tratar a Gregor por la cercanía y la complicidad que unía a ambos, y que es quien asume el compromiso de mantenerlo con vida a toda costa, o el propio Gregor Samsa, que sufre la carga mayor de daño recluido en su habitación, al comprender que se ha convertido en un ser asqueroso a quien nadie quiere y todos temen, y que aún así intenta seguir siendo persona mientras a su alrededor la vida humana desaparece como desaparecen sus enseres, sus muebles, sus sentidos, su relación con los otros humanos, con su familia, y como contra punto la consciencia de su monstruosidad, de la imposibilidad de remedio y de su aislamiento cada vez son más evidentes y dolorosos.
Kafka, en apenas cuarenta páginas, nos califica, nos detalla, nos examina ante la posible metamorfosis de una persona querida, honrada y respetada en un monstruo espantoso. Y lo hace con tanta sabiduría que asusta más, mucho más, incluso que ese imaginario monstruo.
La metamorfosis es una historia de sufrimiento, de demostración de la fragilidad humana y de sus relaciones, claustrofóbica y triste, pero sobre todo me ha parecido que era un espejo, un terrible espejo en el que al asomarme he creído ver a Gregor.
Resumen del libro (editorial)
Una mañana, al despertar, Gregor Samsa descubre que se ha convertido en un enorme insecto. Esta obra es muestra representativa del estilo lúcido e irónico de Kafka, que mezcla con naturalidad realidad y fantasía, y nos sumerge en un clima claustrofóbico, fantasmal y dramático.
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