La Milla Verde, de Stephen King

Publicado el 07 octubre 2011 por Mientraslees

Título: The Green Mile
Autor: Stephen King
Traductor: María Eugenia Ciocchini
Género: Fantasía, Drama
Editorial: DeBolsillo
Número de páginas: 444
ISBN: 978-84-9759-273-4
Octubre de 1932, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido les convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza. Y en esa antesala del infierno Stephen King traza una pavorosa radiografía del horror en estado puro.
Todo un hito en la aclamada trayectoria del maestro indiscutible de la narrativa de terror contemporánea.


Uno de esos libros que pasa por tu vida como un huracán de emociones, destrozándote y dejándote a la deriva una vez sus hojas se acaban. Un libro único e irrepetible. ¿Sabíais que me negaba a leerlo? Algo me decía “no es tu tipo de libro”, menos mal que dejé que la magia absorbente de Stephen King me secuestrara, me mostrara el camino y que me guiara suavemente por una aventura inolvidable. ¿Queréis saber qué es lo que sentí? Sólo leed:

Era un octubre de 1932 cuando, en la penitenciaría de Cold Mountain, algo maravilloso sucedió: John Coffey (como el café, pero se escribe diferente) fue condenado a muerte en la silla eléctrica por el cruento asesinato de dos niñas. Y aunque esto parece un relato espantoso, la historia que se esconde en la penitenciaría de Could Mountain, a cargo del jefe Paul Edgecombs, es un relato hermoso, lleno de milagros y también de lágrimas, y es que John Coffey no es un criminal cualquiera. Este negro grandullón, al parecer, capaz de cometer un crimen atroz, tiene el don de deshacer el mal. Sus manos, están tocadas por el dedo de Dios. ¿Quién le diría a pacífico Paul y su cuadrilla de guardias, que en aquel corredor de la muerte, a la espera de que el ángel de la guadaña se lleve a las pobres almas encarceladas tras los barrotes, podrían encontrarse cara a cara con un milagro del Señor?

La Milla Verde fue un gran éxito de ventas y su adaptación cinematográfica es simplemente maravillosa, y no es para menos: esta historia es de mis preferidas de Stephen King y os digo algo, y quiero que quede muy claro: ESTE LIBRO NO ES DE MIEDO. Ya está, es de los pocos libros de King que están totalmente fuera del género terror, porque sí, King también escribe libros sin monstruos con ganas de devorar niños. Si no lo queréis leer, dejaréis pasar una de las pocas oportunidades de vivir una historia intensamente, pero os aseguro que no os entenderé si decidís no leerlo. ¿Por qué? Os diré por qué: este libro es una obra sorprendente que os hará llorar, reír y desear que nunca acabe. Es tan tierno y a la vez tan desgarrador, que querréis poner la adaptación cinematográfica para disfrutar de cada momento de una nueva manera. Los personajes de la novela, tanto principales como secundarios, son algo excepcional, sin igual y sin nombre; algo tan maravilloso que sólo lo entenderéis caminando por este pasillo de la muerte. Conoceréis a John Coffey, el grandullón acusado por asesinar a dos niñas inocentes, y descubriréis que tras su amenazante fachada, se esconde un niño que teme a la oscuridad y que tiene el don de curar los males más terribles de la tierra. Junto a él, encerrado en una celda, King os presentará a Delacroix, un pirómano asesino de niños que, de una u otra manera, os sacará las lágrimas más desgarradoras de vuestra vida, y su ratoncito Cascabel será capaz de enterneceros y haceros sonreír más de una vez. No podemos olvidarnos de Percy Wetmore, el maldito patán, niño de mamá, que trabaja en el corredor de la muerte molestando a las pobres almas que esperan su destrucción; el villano más horrendo, aún más que el llamado Bill El Niño, el preso salvaje que no parece arrepentirse de sus pecados. Pero sobre todo recordaréis a esos verdugos, oh, los verdugos, el grupo del dolorido Paul Edgecombs, que verán como la vida es cruel, demasiado despiadada y sádica, ofreciendo en vida a un muerto viviente muy difícil de matar. Más si cuando estás a punto de arrebatarle la vida, en tu interior, sabes que también llegará tu hora, y que Dios te recibirá con ojos enfadados, preguntándose por qué lo has hecho…

Definitivamente, y sin lugar a dudas, puedo afirmar que este, es un gran libro. Una gran historia. Una de esas historias que se cuentan para que alguien la escuche y diga, “Dios mío, qué hermosa”. Es complicado explicarlo aquí, con palabras casi vacías, sin tono ni fuerza, qué fue lo que sentí al leer La Milla Verde. Habla de tantas cosas, te hace temblar de emoción en tantas ocasiones, que sólo os puedo decir, de todo corazón, que la leáis. Que la compréis, que la saquéis de la biblioteca, que se la pidáis a un amigo, pero sobre todo, que la disfrutéis, porque este libro se hizo para ser disfrutado, como un exquisito manjar después de una sequía. El argumento es fantástico, la narración es perfecta, los personajes son inolvidables, las escenas se te quedan grabadas a fuego, los diálogos preciosos y desgarradores, crueles y sádicos… ¿Pero qué queréis que os diga? ¿No creéis que es suficiente que me haya desgarrado lágrimas de dolor al leerla? Si no sabéis apreciar una obra maestra cuando la tenéis en frente, lloraré lágrimas de sangre, porque me arrancaré la piel a tiras, porque por cada voz que la niegue, o por cada espalda que aparezca, yo me sentiré hundida, no habré cumplido con mi cometido que, era tan sencillo, como deciros que La milla verde es la biblia de los sentimientos. No puedo decir nada, absolutamente NADA malo de este libro. Sería una vejación a la perfección si tan siquiera lo intentara.

Creo haber hablado alto y claro, pero por si me había dejado algo en el tintero, os diré que Stephen King goza de mala fama en ciertos sectores. No comprendo por qué, pero existe. Dicen que es un hombre que escribe siempre de lo mismo, o que hincha los libros de páginas innecesarias; hay incluso atrevidos, quienes no han leído ni un solo libro suyo, que lo juzgan por escribir demasiados libros, llamando a sus obras de arte “pura basura”. Creedme, yo lo he visto, lo he visto con mis propios ojos salir de esas bocas ignorantes. Yo sólo os digo que se equivocan. Y ruego porque vosotros no os equivoquéis y que, si habéis escuchado antes alguna de estas opiniones, hagáis como si nunca hubiera pasado y dejaros llevar por ese imán atrapante que “El maestro del Terror” posee. Ya me contaréis cómo ha sido vuestra experiencia, aunque, daré por sentado, que habrá sido una experiencia maravillosa.
Una novela que si faltara en vuestra librería, dejaría un eterno e imborrable hueco. El mismo hueco que tendréis en vuestro corazón.


Escritor estadounidense de novelas de terror, cuyo pseudónimo es el de Richard Bachman, nació el 21 de septiembre de 1947. Utiliza una sencilla metodología para escribir bien: “Leo cuatro horas al día y escribo otras cuatro; si no se encuentra tiempo para hacerlo, no podrás convertirte en un buen escritor”.