La mirada de Javier Torres: «La cara norte del corazón» de Dolores Redondo

Publicado el 20 enero 2020 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

Nunca dejó de tener importancia. Siempre se nos exigía saber su localización y recorrido como parte de los ríos de la vertiente cantábrica y, ¡ay si se nos olvidaba! Junto a Nalón, Jalón y Nervión, el Bidasoa era un río importante, no excesivamente caudaloso, ni siquiera largo, pero sí recoleto y entrañable. Esas clase de Geografía podrían pertenecer a un pasado que se nos antoja lejano a pesar de su cercanía en el tiempo. Todo cambia, qué le vamos a hacer...

Desde que Dolores Redondo esculpiera en papel la trilogía que la encumbraría en el mundo de las letras, el término "Batzán" se ha convertido en uno de los más utilizados en este país, ya sea en una conversación sobre Geografía, Literatura o misterio, y es precisamente esta última correlación la que más sorprende pues, al igual que múltiples vocablos del Euskera y personajes o entidades mitológicas como Mari o el mismo Basajaun, han penetrado en nuestras vidas como por arte de magia. Y lo han hecho para quedarse.

La autora Donostiarra ha conquistado a un extenso público que le es fiel, y no ha dudado en ponerse manos a la obra para ensamblar las tablas de la precuela de la citada trilogía, paso indispensable para aclarar dudas que, de un modo cadencioso, mantenían su vida oculta tras los muros de los sólidos pilares argumentales de los tres volúmenes referidos. El ávido lector terminaba fascinado y anhelante, formulándose preguntas cuyas respuestas quizás hubiesen pasado desapercibidas, y por ello volvía a recorrer las páginas en busca de aquello que quizás no llegó a encontrar. Todos conocían a Amaia Salazar pero al mismo tiempo ella se ocultaba tras un velo de incertidumbre que permitía a veces vislumbrar secretos aún por desvelar. La adaptación cinematográfica de El guardián invisible terminó por crear en todos la ilusión de una Amaia no por todos identificada en los rasgos de una gran Marta Atura. ¿Acaso cesarían las incertidumbres con tal maniobra? Mi respuesta es un rotundo NO. Son las ventajas de la imaginación, reforzadas aún más si cabe con la lectura atenta, honorable atributo del ávido lector y brillante cualidad digna de elogios en cualquier contexto. Pero hablábamos de incógnitas en la ecuación de caracteres, en este caso humanos, o situadas en medio de una trama argumental, puede que preparada para que el tercer volumen no fuese el final, sino la cuenta necesaria de un collar que engarzaría con un origen, con el principio...

Ni que decir tiene que aquel agente del FBI llamado Aloisius Dupree terminaba siendo un completo desconocido, un personaje que intrigaba y que no terminaba de presentarse como era debido. En definitiva, era deuda a cobrase una nueva entrega que nos volviera a trasladar a Elizondo y ¿por qué no? a una Nueva Orleáns perfectamente retratada en la memoria colectiva tras su malogrado destino asociado a los efectos del archiconocido huracán Katrina. Dolores Redondo fecha La cara norte del corazón, su última novela, utilizando un intervalo temporal, en concreto el comprendido entre el 16 de abril de 2017 y el 16 de junio de 2019 u confiesa haber hecho coincidir ambos números en una localización concreta: la habitación 105 del Hotel Dauphine de Nueva Orleáns. De este modo no solo ofrece la credibilidad que busca sino que se sincera confesando que ella conoce la zona, que se ha informado sobre todo lo que allí aconteció y que se ha visto preparada para acometer la escritura de una historia que mezcla ficción y realidad, pero que tanto la una como la otra nos parecerán certeras, y seguramente escalofriantes. Jugar con los tiempos y con los lugares es algo que Redondo no necesita demostrar. Tampoco necesita hacerlo a la hora de describir sentimientos y, sobre todo, la oscuridad, la lluvia y el frío, tal como declaraba recientemente a un medio escrito. Añadía que se siente cómoda practicando el noir y que probablemente sea ese color el que la impulse a escribir de la forma que lo hace.

El ser humano es cruel, si bien no es necesario generalizar. El horror puede surgir de la imaginación, pero siempre tendrá una base en la experiencia propia o ajena y ese es el verdadero origen de numerosas tramas que con más o menos fortuna logran conmover o despertar la repulsa. En ambos casos serán tramas que hayan logrado transmitir. Lo peor es la indiferencia.

El morbo es consustancial al ser pero aún permanece enterrado como tabú. Tabúes y mitos no son más que anhelos y magia. Lean esta novela y comprueben por sí mismos qué sentimientos se despiertan y cuáles yacen durmiendo o disimulando que lo están haciendo.

No es momento de hacer una reseña de La cara norte del corazón, sencillamente porque ya hizo lo propio Lourdes Pacheco en fechas recientes. Solo queda desearles una agradable e inquietante lectura.

Francisco Javier Torres Gómez