Lo que diferencia a un mero instructor de un maestro, de corazón, es la mirada. Un educador auténtico es aquel capaz de ver la esencia en su alumno o hijo, más allá de los papeles que éste interprete. Cuando conectamos de esencia a esencia, la magia de la educación se revela ... los problemas no son más que encuentros a compatir, sabiduría a decantar, aventura vital a disfrutar.
En la imagen un fotograma de la película "Precious", la mirada lo dice todo ... la maestra se sitúa por debajo de su alumna para así sentirla más allá de su autoridad como profesora, en lo esencial el maestro es un amigo que comparte con su alumno la alegría de descubrir.
Todo comienza con una mirada, con un silencio que anuncia la música de los corazones, que finalmente aparece para convertir el encuentro en danza, es la danza de la educación ... que vierte las esencias, la del maestro y la del alumno, a la vida, haciéndola florecer. Sin esta mirada la educación es sólo técnica, una instrucción para servir a la cultura, a la familia, a los intereses de las creencias que encarcelan las esencias. Un educador que habita esta mirada se convierte en la mano que abre el frasco que guarda el aroma de su hijo o alumno para liberar, así, su fragancia a la humanidad. Un educador tal disfruta constantemente de una atmósfera de aromas maravillosos, convirtiéndose ésta en el perfume que anuncia su presencia. Y todo comienza con una mirada .... querido educador, ¿qué te parece probarla, habitarla, hacerla tuya ...? Si lo haces verás, sentirás... el aroma de la esencia de la educación.