Cuando la belleza y la desenvoltura de Sameentha, una angloíndia graduada en Arquitectura, enamoran a Pablo, un estudiante de Informática algo más joven que ella, ambos iniciarán una relación muy sensual. El exotismo de sus respectivas culturas, tan sumamente diferentes, contribuirá a incrementar la enorme atracción física del uno hacia el otro. Durante sus viajes al Rajasthan y a Bristol, y en la propia Barcelona ―donde ambos conviven en el piso compartido de Sam― todo parece idílico. Hasta que alguien descubre una cajita que contiene un juego en el que Sameentha y Pablo participarán, pero las propuestas de ese juego no concuerdan en absoluto con la imagen de chica atenta y responsable que Sam proyecta de sí misma.
Datos técnicosEditorial: Nova Casa Editorial (2021)
Formato: Tapa blanda / Versión Kindle
Quiero pedir disculpas a los autores que esperan que su libro sea reseñado, pero mi cabeza va a explotar y, si eso ocurre, este será mi epitafio.
Tranquilos, que mi ritmo de lectura es frenético y mis correcciones, espero que eficaces. No obstante, de esa montaña literaria en la que tanto oro se esconde, a veces juego a sacar una carta de la baraja, no me pregunten por qué. Y esa carta tiene en esta ocasión como título La mirada vaciada, de una hasta ahora desconocida Paqui Bernal. Digo hasta ahora porque estoy seguro de que haremos muy buenas migas a tenor de su amable dedicatoria, del contenido sensual de su libro y del impecable estilo literario que demuestra, fruto de talleres literarios de los que no solo no reniega, sino de los que presume. Bravo, una y mil veces.
La novela, ni larga ni corta, editada por NovaCasa puede actuar tanto de entretenida lectura para los amantes del ritmo rápido como de estimulante argumento para inventar y probar en ese tan interesante como amplio tema del sexo. No es una novela erótica, pero quien quiera así considerarla, que lo haga, que no lo tacharemos de loco siempre que utilice expresiones del "english" más querido, sobre todo si en este se incluyen phrasal verbs.
Sam es una señorita anglo india de quien cae enamorado Pablo. Araña veterana, tejerá una red de la que el joven no podrá ni querrá salir aun cuando su madre, vaya papelón, le proporcionará argumentos suficientes para clasificar su peculiar relación de sumisión como tóxica.
Paqui conoce las distintas variantes de la práctica sexual (no digo que las practique) y se hace eco de las mismas para construir capítulos breves e intensos que pueden ser utilizados como guía de iniciación, de repaso o de prácticas para aprobar el examen final de cama o columna o garaje o...
El sexo es un imán. Solo quien no lo conoce puede afirmar lo contrario. Desde este punto de partida, solo queda imaginar. Pero cuidado, que tal como se están poniendo las cosas, al final va a resultar que el varón se convertirá en sujeto pasivo de los antojos femeninos cuando estas se alcen con el poder. Interpretaciones, miles. Aquí hablaremos tan solo de literatura.
Paqui sabe construir diálogos y los dota de agilidad. Eso, para los que no escriban, no es fácil. Además, da voz a tres personajes principales y a varios secundarios, que hablan en primera persona, dando su punto de vista acerca de las circunstancias que son las que son (nunca spoiler). Y las 218 páginas se nos pasarán en un suspiro, con ganas de más. Por algo será...
Bueno, bueno, Paqui, qué ganas tengo de preguntarte cuantas de las cosas que cuentas se corresponden a vivencias personales. Supongo que una amiga tuya... ¿no?
Para terminar, quiero recomendar la lectura de La mirada vaciada con la intención de que cada lector averigüe si la suya se ha vaciado o no y dé respuestas, tantas como preguntas se haga.
Y ahora, después de dar las gracias a Paqui Bernal (¿ha probado un nombre comercial en inglés?), vuelvo a tomar otro de los ejemplares de la columna de libros y comienzo a leer...
Si quieres hacerte con un ejemplar lo puedes hacer desde el siguiente enlace: La mirada vaciada