Fotografía artística que representa a la nave que estudia la salinidad de los océanos de La Tierra. Conocer la salinidad del agua marina contribuirá a mejorar la comprensión de los científicos sobre algunos procesos climáticos claves. Las variaciones en salinidad ayudan a impulsar la circulación oceánica y su medición también puede dar luces sobre el movimiento de agua dulce por todo el planeta. Es una colaboración entre la NASA y la agencia espacial de Argentina, con la participación de Brasil, Canadá, Francia e Italia.
El objetivo de la misión Acuario es recuperar salinidad con una resolución de 0,2 partes por mil. Ese es un cambio de concentración equivalente a un mililitro de sal en seis litros de agua. La Acuario lleva 3 receptores de radio de alta precisión que graban las emisiones naturales de microondas que emanan de la superficie del mar. La nave espacial Nasa-Conae no es la primera misión sobre salinidad oceánica en órbita. Europa ya tiene una operación satelital llamadas Smos. Fue lanzada en 2009 y produjo los primeros mapas de salinidad construidos a partir de datos espaciales.
Fotografía original sobre estas líneas
Los colores rojo y amarillo reflejan las áreas de mayor salinidad, mientras que las de menor están en azul y púrpura. Las zonas de color negro representan baches en la información y no hay datos recabados sobre tierra firme. Los mapas recogen características bien establecidas, a larga escala, como las diferencia en salinidad entre los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. También reconocibles son las zonas de menor salinidad asociadas con los cinturones de lluvia cercanos al ecuador y los valores más altos relacionados con la evaporación en los subtrópicos.
Por otro lado, se pueden ver rasgos más pequeños como el flujo de agua dulce del río Amazonas, que tiende a diluir las aguas superficiales inmediatas del Atlántico.
Fotografía original sobre estas líneas
Crédito: NASA / GSFC / JPL-Caltech
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