Como Compañeros Masones, nos debemos al desarrollo de la G, esa geometría o método para dirigir el alma hacia el ser eterno, una escuela preparatoria para el espíritu científico capaz de hacer girar las actividades del alma hacia las cosas sobrehumanas.
-Los Siete Maestros: La Logia Viva.
La Estrella pentagramal y su composición numerológica.
El hombre como expresión simbólica dentro de las escuelas de los antiguos misterios, y entre ellas la masonería, es representado frecuentemente como una estrella de cinco puntas, como una "estrella pentagramal" o como la Ley Evolutiva. Esa evolución creadora de la naturaleza en un conjunto integral y múltiple de lo más simple a lo más complejo, del microcosmos al macrocosmos. Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba (Hermes el tres veces maestro).
Las cinco puntas de la estrella, básica expresión de humanidad cósmica, la cual se encuentra protegida y al centro del diez (10), correspondida por los impares uno y tres (1 y 3) de la perfección iniciática-divina y por otro lado del siete y nueve (7 y 9) perfección iniciática-evolutiva. La suma triangular nos da un número místico, el quince (15), derivando la Ley Ternaria, en la Trinidad del Alma, Espíritu y Cuerpo.
Ese símbolo externo como hombre, o interior como estrella, que plegando sus puntas forma una pirámide, elevando su espíritu al vértice de la supremacía celestial y su base como cuerpo bien plantado en la realidad objetiva, encarna en su seno el Alma. (Aldo Lavagnini).
Los antiguos filósofos destacaban el valor del cinco en sus obras, Platón lo hacía en el Timeo y Aristóteles en el Primer Motor; definiéndose como el quinto elemento el Éter, lo que para los esoter ístas alquímicos llamaban como Spiritus, la quinta esencia de La Gran Obra.
El cinco (5), por múltiples razones es tan importante en el mundo iniciático, que lo encontramos figurado en los Arcanos en un puesto importante e inherente a lo expuesto atrás, cuando los Cabalistas crearon el Tarot, dejaron configurado el quinto arcano como el papa, no tanto como cabeza de la iglesia, sino como exacto pontífice, ese puente entre el hombre y todo el conocimiento del más allá.
Esta es la magnitud del cinco (5) que encontramos inmersa en los principios de enseñanza oculta de la masonería, esa herencia de los constructores medievales desde el siglo XVIII (Masonería Operativa), e incluso antes como Pentáculo de Fuego, esa Estrella Salomónica de cinco puntas, muy común en las construcciones y representaciones Templarias de medioevo (Juan Atienza).
Como Hermanos Masones, estamos obligados y nos debemos al desarrollo de la G, esa geometría o método para dirigir el alma hacia el ser eterno, una escuela preparatoria para el espíritu científico capaz de hacer girar las actividades del alma hacia las cosas sobrehumanas (Los Siete Maestros, La Logia Viva).
La estrella de cinco puntas es el Microcosmos, mientras que la estrella de seis puntas el Macrocosmos, El hombre individual y el hombre universal.
La enseñanza en esto es que estamos llamados a buscar la verdad, esa verdad que comienza en la interpretación aritm ética, simbólica y espiritual, a través de la individualidad de una consciencia íntima con el Gran Arquitecto del Universo.
Por: Rafael Enrique Corrales Andino (M:.M:.)Referencias:
Aristóteles. Del Primer Motor. De Dios. Libro VII.
Aldo Lavagnini. 2003. Manual del Maestro Elegido. Novena edición. Editorial Kier. Buenos Aires, Argentina.
Hermes, el tres veces maestro. El Kibalion.
Juan G. Atienza. 1979. La Meta Secreta de3 los Templarios. El ocultismo de la Orden al descubierto. Ediciones Martínez Roca. Madrid, España.
Los Siete Maestros Masones. 2006. La Logia Viva. Simbolismo y Masonería. Ediciones Obelisco. Madrid, España.
Platón. Timeo. Edición de Patricio de Azcárate, tomo 6, Madrid 1872.