Tenía ganas de ver esta película. No por su guión o su reparto, ni si quiera por cómo ha sido realizada. Quería verla por su localización, por ver cómo ha tratado y cómo ha retratado, Manuel Martín Cuenca la provincia de Almería, su Almería.
Comenzaré diciendo que esta película se filmó en el año 2010 con un presupuesto de 1.200.000 euros. Y que está localizada única y exclusivamente en la provincia de Almería. El realizador y guionista es Manuel Martín Cuenca que cuenta con un loable elenco de actores, entre los que destacan Verónica Echegui, Rodrigo Sáenz de Heredia o Antonio de la Torre.
En esta película se nos presenta a un joven derrotado por la rutina. El cual parece haber perdido el control de su vida y sólo se limita a esperar el inminente naufragio. Cada día, al llegar a casa, mira el buzón y el contestador del teléfono esperando algo que parece que jamás llegará, hasta que un día, llega.La visita de una persona que pareció ser importante en su vida remueve sus vísceras haciendo aflorar en él un sentimiento que nunca se fue. Él tratará de recuperar el tiempo perdido a pesar de todo.
Todos los planos son prácticamente fijos, apenas hay movimientos de cámara o movimientos internos en el plano. Tan sólo en un par de ocasiones, y muy sutilmente, hay algún leve movimiento de cámara para acentuar alguna acción o para acercar al espectador lo que los personajes sienten en un momento determinado.Por otra parte, las tomas pueden parecer excesivamente largas. Cada plano se le puede hacer eterno al espectador. Pero como todo en la realización, tiene su explicación. Martín Cuenca puede haber alargado los planos considerablemente para crear una conexión entre el público y el personaje, para hacer que sintamos lo que él siente: la ansiedad, la soledad, la rutina, el deseo…, nos hace pensar que el personaje tiene todo el tiempo del mundo y nada que hacer con él. Además, nos ofrece el tiempo necesario para escudriñar y analizar todo lo que aparece en pantalla, lo que permite hacernos una idea de cómo es el personaje y el lugar donde se desenvuelve. También se puede decir que esta técnica puede ser un claro homenaje al cine de Sergio Leone y sus planos interminables.
La iluminación es la justa y la precisa. El juego de luces y sombras potencia, talentosamente, lo que ocurre en cada escena. En esta película han dado tanto a la luz como a la penumbra la importancia que tienen, dando forma y un sentido a lo que se ve en pantalla, iluminando lo que debe ser visible y oscureciendo, sin temores, lo que tiene menor importancia. De esta forma, se consigue centrar la atención del espectador en lo más importante de cada plano, dejando en un segundo lugar todo lo demás.
La dirección de actores en esta película es otro de sus puntos fuertes. No percibes al actor sino al personaje. Sáenz de Heredia es Óscar y Echegui, María. Y esto no podría ser de otra manera. No interpretan un personaje, se transforman en él de tal forma que el espectador olvida que es una interpretación. Martín Cuenca ha demostrado, una vez más, lo gran director de actores que es.
Por su parte, Sáenz de Heredia interpreta de forma magistral al personaje con más peso en la película. No recrea un estado de ánimo o una situación, sino que la vive y la transmite a los espectadores como si él mismo pasara por esa situación. Sus silencio, su forma de moverse o hablar no son para nada forzadas, no las sobrecarga con una sobreactuación inverosímil sino que permite que todo transcurra con naturalidad.Tampoco debe pasar inadvertida la convincente actuación de Verónica Echegui. Bien atrás dejó su rol en “Yo soy la Juani” para encarnar a María, un personaje totalmente opuesto. Ella es la mitad de Óscar, ese punto de inflexión que hace que su vida cambie y a la par hace que permanezca tan inerte. Como Sáenz de Heredia, apenas interpreta; permite que el personaje la deje llevar por la corriente que todo arrastra en esta película.Denis Eyriey es Jean, el novio de María. Hace las veces de frontera entre Óscary María, y de apoyo para María (al igual que Manuel Martínez Roca, Miguel, es el inadvertido apoyo de Óscar). Mientras que Salvador Gavilán, el abuelo, es el nexo de unión entre los dos.Por último, y no menos importante, Antonio de la Torre es esa bocanada de aire fresco que parece no encajar con el resto de la película. Nos ofrece una secuencia de pura charla en la que nos descubre algo más sobre Óscar. En esa secuencia se encuentran dos personalidades muy distintas y chocantes como son la del callado Óscar y la de un charlatán taxista, los cuales pasan de un extremo a otro. Desde la amabilidad y la gracia de un momento que parece insignificante hasta el momento final de tensión de la secuencia. El personaje de Antonio de la Torre, además, nos deja con el momento de intriga y sorpresa final de la película.
Se podría hablar de otro personaje; mudo, enorme, bello. Las localizaciones tratan de contarnos lo que ocurre en cada momento y lo que sienten los personajes. La salina de Cabo de Gata en la que trabaja Óscar como vigilante nos habla de su soledad, el largo camino de La salina que recorre Miguel cada día para acompañar a Óscar, la pedregosa costa de Cabo de Gata por las que pasean María, Óscar y Jean nos muestran la distancia que los separan entre sí, la oscura calle de Almería en la que se retrata la tristeza de Óscar. Éstos son sólo algunos de los ejemplos. Martín Cuenca nos muestra una Almería diversa y preciosa, sin aditivos ni filtros. Retrata las localizaciones tal cual son, con sus luces y sombras. Almería al natural.El realizador nos regala un precioso amanecer en el cielo almeriense al final de la película.
La Mitad de Óscar trata un tema escabroso y desagradable para la sociedad en la que vivimos. Sin embargo, el realizador nos lo muestra con cierta naturalidad y mantiene los interrogantes hasta el final. Prácticamente no sabemos nada de Óscar, ni de lo que ha ocurrido entre él y Maríaen el pasado, hasta prácticamente el final de la película.
Para finalizar, déjenme recomendarles su visionado. Les aseguro que no dejará a nadie indiferente.