La mitología Mesoamericana: El enano de Uxmal

Por Víctor Barrera Alarcón
Continuando con la temática de los mitos tradicionales americanos, hoy traigo uno de mis preferidos: El enano de Uxmal. Un antiguo mito con sus raíces profundamente ancladas en el pasado maya y bastante conocido en las actuales zonas de Campeche, Quintana Roo, Yucatán e, incluso, Tabasco.

Una vista panorámica de la antigua ciudad maya de Uxmal

El enano de Uxmal
Hay un rey que le dicen, aquí en Uxmal, el Rey Tutul-Xiu; sí, el Rey Tutul-Xiu que era el primer rey que había. El segundo rey es el Medio Pollito. El Medio Pollito no es que nada más que dicen "medio pollito". Es un blanquillo.
Había una vez allá en las ruinas, bueno, no eran [entonces] unas ruinas, era una ciudad de esa época. Entonces esa viejita andaba pidiendo caridad y le regalaron un blanquillo; y empezó a rezar sobre el blanquillo. Lo puso entre el algodón y empezó a rezar; en la noche empieza a rezar, a hacer sus oraciones, pero se quiere decir que son gentes hechiceras. Se quiere decir que los hechiceros tienen un contacto con el malo, porque ¿cómo lo van a hacer eso? Porque tienen poderes especiales; tienen poderes, lo ayudan con el malo. Entonces brotó ese blanquillo. ¿Qué tamaño podía ser el hombre? Cuando brotó era un hombre, un chamaco, un niño, pero de este tamañito [estima el tamaño con los brazos, escasamente un metro]: medio cuerpo, de aquí, tiene pies, forma de cristiano tiene. Pero de aquí, puras plumas hasta aquí, plumas de gallina. De la cintura para arriba, cuerpo de cristiano y pelos, así, como lo que nos sale a nosotros.
Entonces la viejita, entonces, le dijo, le puso su nombre "Medio Pollito". Pero era un hombre muy ágil, ágil cuando llegó así, de este tamañito. Su abuela, o sea, su mamá, le trata a él de mamá, es su mamá, fue a buscar agua a las ruinas. Porque allá, se conoce, no había pozos, nada más que una aguada que hay detrás de las ruinas. Atrás de las ruinas hay una aguada. Se llama "Chen-Chan". Allá va a buscar agua esa vieja y él, entonces, empezó a pensar por qué cada vez que venga la viejita se va junto al fogón de su candela. Y ese Medio Pollito empezó a pensar ¿qué cuida mi mamá aquí? Cuando menos tiene algo allá, lo que está allá no lo deja.
Bueno, un día, entonces, le hizo un hueco y se fue la viejita. Y ella llenando sus cántaros y no se llena, llenando sus cántaros y que no se llenan. Entonces ese Medio Pollito empezó a escarbar en el fogón y saca un aparato, como un tubito. Aquí nosotros le decimos "hobón". "Hobón" le decimos nosotros, un aparato que tenga su salida, todo hueco adentro, pero que sea de madera. El hobón que encontró Medio Pollito es de barro, es de barro lo que sacó. Tiene su tapa. Lo destapó y saca un platito de este tamaño y tiene su tocador de oro. Agarró Medio Pollito y lo tocó con el tocador de oro y se una música a toda la ciudad. Sí, oyó él y se asustó cuando oyó la música. Enseguida lo puso allá y lo tapó y lo puso abajo de la tierra y lo volvió a tapar. Lo enterró. En eso llega la viejita asustada:
     -¡Pero, hijo! ¡Ah! ¿Qué has hecho?
Él sale corriendo al patio y dice:
     -Es que los pavos están cantando, es que los pavos están cantando.
     -¡Ajá! 
Bueno, así la vieja ya lo sabe. Entró la noche y lo empezó a ensalmar y le estaba explicando qué es lo que va a hacer. Pero así, durmiendo el niño, le está explicando que lo van a llamar, van a buscar dónde tocaron esa música que nunca la había oído el Rey.
El niño está durmiendo y cuando despertó le dice la vieja:
     -Oye, Medio Pollito, hoy te vienen a citar, porque ya todos los vecinos que oyeron que aquí tocaste la música ya le pidieron cuenta al Rey de dónde fue. Entonces te vienen  buscar, pero no seas tonto que se te quede en la memoria lo que te voy a decir. Cuando llegas te pregunta el Rey que tú tocaste la música. No se lo niegues. Dile que sí, que tú la tocaste. Entonces ya va a juntar la gente, toda la gente de esta ciudad la va a juntar para que lo oiga. Para que oiga la justicia que va a hacer el Rey. Entonces te va a decir el Rey: "Mañana a las cuatro te espero. Hoy nada más que una adivinanza me vas a hacer". Y te va a decir: "¿Cuántas frutas tienen estas dos matas de ceiba?" Eso te va a decir, y le dirás: "Muy bien, Señor Rey, todo lo que me estás explicando ¿quieres que te lo diga? Te lo digo, pero tenemos que entrar en un arreglo: de lo que me toca te toca a tí."
Pero quedó el Rey pensando "¿Qué más me podía hacer?" 
     -Pues entro en arreglo en condiciones de lo que dices. Yo soy el Rey.
     -Muy bien.
     -Después que me das mis adivinanzas, todo lo que piensas, te doy el mío.
     -Está bien. Arreglado. Pues esta mata de ceiba cien miles, dos veces tres, dos veces uno.
     -¡Ajá! pues que bajen esa fruta de ese ceibo para contar si es cierto.
Entonces en esas dos matas la misma hechicera ha mandado dos murciélagos. Así volaron esos dos murciélagos y dijeron [al Rey]:
     -Lo que dice el enano Medio Pollito, somos testigos, lo comprobamos que eso tiene.
Listo se murieron las palabras del Rey. Los murciélagos lo comprobaron; no lo bajaron. 
     -Pues ya retírate.
Al otro día a las cuatro de la mañana se fue a presentarse y le dice [el Rey]:
     -Bueno, Señores, ya vino el Medio Pollito. Ahora vamos a ver si él aguanta de romper una docena de cocoyoles en su cabeza. [Si lo consiguiese] será el Rey. Es mi segundo, yo le entrego mi corona a él.
     -¡Aprobado! [grita] toda la gente con aplausos.
     -Muy bien, muy bien señores. Muy bien, acepto.
Pero aquí, de noche, esa vieja entonces le puso un huequito aquí [en la cabeza]. Quién sabe cómo lo hizo, pero cruzó de un lado a otro la cabeza con un huequito de barro o de piedra.
Y a Medio Pollito le pusieron una piedra labrada, así, donde va a asentar su cabeza. Asentó su cabeza, le traen el cocoyol, lo asentaba y ¡ta! pedazos, se fue; ¡ta! pedazos, se fue. Después que rompieron los doce cocoyoles [dijo]: 
     -Bueno Señores, ya cumplí con lo que dice el Rey. El Rey ahora que aguante que le rompan doce cocoyoles en su cabeza.
     -No, no, no. Vamos a dejarlo así, ya me ganaste.
El público [intervino] entonces:
     -No señor, el Rey debe tener palabra.
     -Pues, ¡ni modos!; está bueno [dijo el Rey]
Agarró se fue el Rey [y] ¡paf!, se fue. Le ponen otro, ¡paf! se fue y todos los doce [cocoyoles] se fue; hasta que cruzó en su cabeza y ahí se acabó el Rey, el Rey Tutul-Xiu. Ahí se acabó. Entonces una asamblea de esa gente le dijeron: "Tú eres el Rey ahora", el Medio Pollito.
El Medio Pollito, entonces, creo que ya le calcó que ya viene el diluvio. Entonces decía él a la gente:
     -No sé qué nos va a suceder, pero ya me parece que nos vamos a acabar. La única forma que podemos saber esto: que haya un testigo que nos compruebe qué nos va a pasar. Está bueno. Ahora que hagan un santo de madera.
Hicieron un santo de madera, pero [lo] pusieron en la candela [y] ceniza se volvió. Se volvió ceniza. Hicieron otro de piedra, también se volvió cal. "Pues dos [veces] ya fracasamos [dijo Medio Pollito]. Pues mire, el último lo vamos a hacer de barro".
Nueve días y nueve noches está ardiendo, está ardiendo, hasta que quedó colorado, [colorado] está el barro. Entonces así habló[el santo de barro]:
     -Sepan, sepa el Medio Pollito que se va a hacer un diluvio de negación [anegación] de agua.
Entonces, por eso hicieron esos cuyos altos sobre los cerros. El primer rey fue Tutul-Xiu. El segundo Medio Pollito. Ya no hubo un tercero. Ya no hubo. Ya es el final de la emigración que vino. Él [Medio Pollito] estaba  mandando cuando el diluvio entró.
Hay cuyos que están muy altos. Empezaron a desbaratar, porque se buscaba unos muñecos. Especial vienen los "gringos" y los compran. Ellos los compran. Hay muñecos que pagaban hasta diez mil pesos. Son de barro, pero dicen que traen un meterial especial para la bomba atómica. Que eso agarran ellos. Nosotros no conocemos, no sabemos para qué puede servir.
Yo soñé cómo se va a acabar el mundo, con puro fuego. Esto que le digo ya viene cerca; en estos veinte años no va a llegar. Muchos cristianos no lo creen, pero sí va a llegar. Cuando se junte la carretera, que tiene que recalar a toda la gente, hasta el final del mundo, para escuchar la justicia en las ruinas de Uxmal. Se va a arder la tierra, arder, todos los huesos de cristiano que existen; se va a quemar para que así vuelva a resucitar a la bendición de Dios. 
"El enano de Uxmal". Versión de Placido Poot, natural de Halachó y vecino de Villa Madero (Campeche)Obtenido de: GUTIERREZ ESTÉVEZ, M.; "Lógica social en la mitología maya-yucateca. La leyenda del enano de Uxmal"