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Investigadores, científicos, periodistas, historiadores y estudiosos, continúan debatiendo sobre la muerte del general Prim. El cuerpo ha sido exhumado y se realizaron dos autopsias para certificar la causa de la muerte, pero las conclusiones se contradicen argumentando distintas razones. En la ciudad capital las Universidades Complutense de Madrid y de Alcalá, afirman tras un examen legal y médico, que Prim murió por una severa infección a raíz de las heridas de bala, luego del conocido atentado de diciembre de 1870, avalado por la Sociedad del Bicentenario del General.
Por otra parte la primera autopsia que habla del estrangulamiento, realizada por la Comisión Prim, se refiere concretamente a las evidencias encontradas y dice lo siguiente: “los surcos del cuello, compatibles con una posible estrangulación a lazo, encajan en una necesidad de los asesinos de Prim de no permitir la recuperación del mismo, del que temían tanto su fortaleza como su fortuna de salir indemne”.
Surge así la controversia que invalida las pruebas de un posible estrangulamiento basándose en la falta de certificados forenses, debido al abandono de los médicos que se retiraron por sentirse manipulados, según palabras de la directora de la Sociedad Bicentenario General Prim 2014, María José Rubio. La directora asegura que: “no existe ningún elemento que indique la existencia de una violencia ejercida en vida sobre la zona cervical”, continua diciendo: “Esta segunda autopsia se hizo a consecuencia de la movilización de la Universidad Complutense debido a los resultados confusos del anterior estudio y el equipo forense que participa es el más prestigioso de España”. Este segundo informe de la autopsia, rechaza categóricamente su fundamentación diciendo que las marcas del cuello se deben al ropaje y no al estrangulamiento.
Los estudios forenses y los resultados, continúan dejando sin respuesta al político que fue brutalmente agredido por sus opositores y murió en su domicilio, luego de una cruel agonía. El general Prim según las conclusiones de la Comisión que investigó largo tiempo su magnicidio, murió estrangulado cuando se desangraba por las heridas de bala. Los restos de Prim buscan respuesta, señalando al general Serrano, de quien se afirma que fue el autor intelectual del atentado.
El periodista Francisco Pérez Abellán, director de la Comisión dijo que “tras ser tiroteado, fue rematado por estrangulamiento a lazo” y expresa que es un mito la agonía del general durante tres días explicando: “una versión interesada e inventada por todos los que estuvieron implicados en el crimen”.
La explicación de esta primera exhumación en la que participaron profesionales de la Universidad Camilo José Cela, aclara que luego de ser tiroteado, lo llevaron a su domicilio particular y nadie atendió ni curó las heridas de Prim, por lo cual se desangró inevitablemente. También manifiesta que fue Serrano quien ordenó o bien consintió, que no se diera atención medica al general.
Pérez Abellán fundamenta sus razones aludiendo a las traiciones que sufren los hombres que se encuentran en el poder. Para ampliar su explicación, concreta que con este asesinato como tantos otros, se busca dar un giro a la política y dice: “en el caso concreto de Prim tuvo la finalidad de que no continuara la dinastía de los Saboya, porque se produce la retirada de la policía por orden del ministro de la Gobernación, Práxedes Mateo-Sagasta, discípulo de Prim, que ocupó la presidencia del Gobierno inmediatamente después, bajo el reinado de Amadeo de Saboya en 1871”.
Es conocida la relación tensa entre Serrano y el general por lo cual apuntar que sería el instigador es razonable, pero si sumamos este hecho a la destrucción de la mitad del sumario de 18.000 folios, los motivos para encubrir esta muerte son muy poderosos.
Se ha confirmado que el expediente contenía información, sobre los 12 nombres contratados para cometer el asesinato y las condiciones de pago y salida del país. El periodista alude al Duque de Montpensier, como la persona que financió la ejecución, pero va más allá afirmando: “La muerte de Prim es una guerra entre masones, pues él encabeza la parte masónica monárquica y los que lo matan son la parte republicana y partidaria de Montpensier”.
Han sido identificados como asesinos materiales José Paúl y Angulo, quienes huyeron del país y en el exilio escribieron un libro culpando del hecho al general Serrano.
Ambas autopsias con conclusiones enfrentadas revelan un misterio que permanece sin resolverse, quizá las personas que no quieren que la verdad salga a la luz tengan razones de peso, pero en el tiempo la historia espera el informe final para que los restos de Prim descansen en paz.