"La montaña del alma", de Gao Xingjian: un viaje terrenal y espiritual por China

Publicado el 25 mayo 2015 por Lidiacasado


"Borges dijo que el Premio Nobel servía para publicitar a escritores poco conocidos. En este caso, la Academia Sueca nos ha hecho un favor premiando al autor de un libro formidable por su belleza y su simplicidad."
Christopher Domínguez Michael, Letras Libres
El protagonista de este cuento de cuentos es un escritor chino a quien el azar le muestra su destino en un vagón de tren. A través de un desconocido descubre la existencia de la Montaña del Alma. Se propone entonces dedicar su tiempo, su aliento y su vida a encontrar esa montaña para conquistarla y desvelar sus secretos, abandonándose a los recodos del camino, al polvo de los vehículos, a las fábulas de los viejos moradores de las aldeas y a la ensoñación que preña las brumas de los altos picos. En su largo recorrido, el autor avanzará por la geografía, la tradición y la cultura chinas en pos de un objetivo tan sublime como inalcanzable: descifrar el sentido de nuestra identidad.
Gao Xingjian fue testigo y víctima de la Revolución Cultural China. Su obra fue objeto de censura por parte del gobierno chino a mediados de la década de los ochenta y hubo de emigrar a Francia. En el año 2000 recibió el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer escritor chino en conseguirlo.

Este es uno de esos libros difíciles de leer con los que una se topa en la vida. Y lo es por dos motivos: uno, el contexto histórico y social en el que se desarrollan sus páginas (China, sus regiones, sus pueblos, sus etnias, sus usos, sus tradiciones, sus leyes, su historia, sus deudas históricas, sus mitos, su idiosincrasia...) y, en segundo lugar, la propia estructura y el juego literario que el autor realiza en esta obra. Vamos por partes.
El primer escollo se me ha hecho arduo. Confieso que poco sé sobre China, su historia, su geografía, sus lenguas y sus etnias. Y sobre ello va esta novela. Porque aunque el tema del que parte la obra sea el viaje (o los viajes) que emprenden el Yo y el Tú que la protagonizan, creo que su gran tema es China. De hecho, ya se dice en la sinopsis del libro: este es el gran libro sobre China. Y añado yo: el gran libro sobre China escrito por un autor chino y dirigido a lectores chinos. ¿Por qué digo esto? Porque hay muchísimas referencias que se nos pierden a los occidentales (o, por lo menos, a los occidentales no expertos en el país y sus gentes, como yo). El autor habla de muchísimos hechos históricos que es fácil desconocer, investiga en un folklore del que nosotros sabemos la mitad de la mitad, ahonda en ritos y costumbres que nos resultan incluso chocantes, cita personajes históricos de los que nunca hemos oído hablar o, creo yo, incluye determinadas críticas a un sistema político y burocrático que son difíciles de codificar para el lector que no conozca ese sistema. Las notas explicativas a pie de página son pocas (para lo que yo creo que necesita este libro) y, por lo tanto, resulta difícil aprehender el significado global de la obra. De hecho, es uno de los mayores problemas que hemos tenido en el club: no sentíamos abrumadas por la cantidad de datos y referencias que desconocíamos y, al final, nos quedaba la sensación de que nos estábamos perdiendo algo (o casi todo, vamos).

METALITERATURA Y JUEGO LITERARIO

El segundo escollo a mí me ha parecido más divertido, porque ya sabes que me encanta la metaliteratura y el juego literario. Ese segundo escollo viene dado por la estructura de la novela y por los protagonistas de cada capítulo. Casi de forma alterna, las voces de un Yo y un Tú se van sucediendo a lo largo de la novela. O sea, que el libro está escrito en primera persona y esa persona escribe determinados capítulos sobre sí mismo (yo) y determinados capítulos habla de un tú del que nos va contando las peripecias que le ocurren. ¿Quién es Yo y quién es Tú? La respuesta será una incógnita durante buena parte de la novela hasta que 52 se nos desvela que "tú sabes que no hago nada más que hablarme a mí mismo para distraer mi soledad". Así que toda la parte de Tú parece ser una historia que Yo se está contando a sí mismo. Pero Tú ha cobrado independencia a lo largo del relato y ha llegado a crear una Ella no inventada por Yo. O sea, un caso de "
nivola" total. Es más, en el capítulo 72 incluso habla de si su propia novela puede llamarse así o no, puesto que rompe con muchas de las convenciones propias de la novela (en los personajes y el argumento, por ejemplo). Es decir, otro capítulo totalmente unamuniano.
Este capítulo supone también una reflexión sobre la relación de uno con los demás y, por tanto, sobre la esencia humana, sobre la identidad, algo en lo que se incide en muchas partes de la novela. Dice el narrador: "El 'yo' apareció muy al comienzo a causa del miedo a la muerte; lo ajeno al 'yo' se transformó en lo que se denomina el 'tú'. El hombre era entonces incapaz aún de temerse a sí mismo, su conocimiento de sí no provenía más que del otro. [...] La tercera persona que no tiene relación directa con el 'yo' y el 'tú' es el 'él'. Y el 'él' no parece sino de forma paulatina. Más tarde, he descubierto que ocurre otro tanto con el 'él': fue la existencia de seres diferentes la que hizo retroceder la conciencia del 'yo' y el 'tú'. El hombre ha ido olvidando paulatinamente su 'yo' en la lucha por la vida con el prójimo y, sumergido forzosamente en el mundo finito, ya no es más que un granito de arena".
La metaliteratura no está solo en ese juego y en esa estructura sino, también, en la reflexión sobre el lenguaje y cómo contar historias. 'Yo' es escritor y, como tal, habla en muchas ocasiones de cómo escribir, de cómo armar una trama, del lenguaje más adecuado para contar una historia... Además, describe su experiencia como escritor y nos presenta a varios personajes que vienen a pedirle ayuda para lanzar su carrera literaria. Pero no solo eso: 'Yo' hace un larguísimo viaje, una investigación sociológica, cuyo objetivo es recoger testimonios, tradiciones, mitos, leyendas, cuentos y pedazos de vida de los diferentes habitantes de China. Hay, pues, un gusto también por el folklore, por las historias corrientes que le pasan a la gente normal pero también por aquellas que se convierte en tótem cultural, en referencia, en leyenda. De ahí que en la sinopsis se habla de esta novela como un cuento de cuentos: son innumerables los relatos, las historias, los cuentitos, las leyendas, las anécdotas, los mitos y las referencias históricas que se suceden a lo largo de la novela. Algo que a mí me ha encantado pero que a otras lectoras del club les parecía que rompían el hilo de la novela que estamos leyendo.


Un hilo, por otro lado, muy sutil, trenzado solo por la excusa del viaje, que nos va permitiendo conocer paisajes, costumbres, reflexiones y personas. El resultado es la sensación de una novela impresionista, hecha con retazos e impresiones, tanto en la forma como en el contenido: en el contenido, por la sucesión de historias, lugares y personajes; y en la forma, por los capítulos cortos, el intercambio de voces narrativas, diálogos sin guiones... Todo ello unido a una gran cantidad de descripciones que no son largas pero sí abundantes y que refuerzan esa idea de impresionismo, de mostrar pinceladas más que dibujar, que he tenido mientras leía el libro.
Finalmente, no puedo dejar de hablar de una de mis obsesiones, muy presente en esta novela: la presencia de la mujer. Como personaje, la mujer tiene poca presencia, más allá del "Ella" del que hablaba antes. Pero en las historias que se van contando a lo largo de la novela hay una continua reflexión sobre las relaciones entre hombres y mujeres y un reflejo de la situación de la mujer en la China que retrata Xingjian. La mujer queda, así, representada tanto en su papel social como en su papel íntimo, puesto que son muchas las referencias a las relaciones sexuales y amorosas.
En definitiva, un libro difícil de leer y que no se puede recomendar a la ligera. De hecho, solo hemos logrado terminarlo tres de las lectoras del club y más por empeño personal que por estar disfrutando del viaje, aunque, eso sí, las tres reconocemos que tiene pasajes muy bellos, historias fascinantes y un estilo muy trabajado y medido.
Nos seguimos leyendo.