Mi montaña sueña... Desea tocar las estrellas y alojarse en una de ellas. Saltar de planeta en planeta, sin verse atada a la tierra, sin quedarse nunca quieta. Pretende ser, por una noche, cola de cometa.
Mi montaña sueña... Quiere convertirse en nube, abrasarse con el sol, fundirse en rayo de fuego y volver con un destello que rasgue el cielo.
Mi montaña se estremece. Es el temblor de una lucha, de un afán de rebeldía, de un ansia por libertad. Mi montaña es un volcán.
Aún sueño con mi montaña, veo su resplandor al decirme adiós y recuerdo mi congoja al comprender que, al despuntar la mañana, cuando la luz despertara en el agua, tras el salto de mi cascada, no habría nada.