Son muchas las veces que he querido escribir. La mayoría han sido novelillas cortas relacionadas con la vida real y con lo subrealista. Todo es bonito si tienes imaginación y disfrutas de lo que haces, o por lo menos te entretienes y descargas el estrés.
La realidad es que nunca he aspirado a nada en concreto.
Tengo una amiga a la que le gusta mucho escribir y en alguna ocasión hemos compartido la afición haciendo novelas juntas. Sobre todo cuando éramos adolescentes. Lo pasábamos genial escribiendo cada una un capítulo o creando personajes.
En una de nuestras novelas incluimos a nuestros mejores amigos pero cambiando sus personalidades. Supongo que no seremos las únicas en el mundo que hayamos hecho eso, pero fue genial imaginarse a la persona que aprecias con una personalidad opuesta a la que tiene.
Eran cosas de adolescentes pero lo disfrutabamos mucho
Ahora ya hace mucho tiempo que no escribía. Ya no me siento tan inspirada como antes, pero esa inspiración surge cuando ves que puedes conseguir ganar un poquillo de dinero extra, sin ambiciones pero con la ilusión de probar a ver si puede ser.
Por eso la motivación si importa. Aunque sea por el simple hecho de probar a ver que pasa.
Y si no pasa nada, pues eso, seguiremos entreteniendonos con lo que nos gusta. Al fin y al cabo no hace falta cobrar por ello.