La movida Sevillana en los 70, 80 y 90

Publicado el 24 diciembre 2014 por Antonio Bejarano Dominguez Antoniocamel @antoniocamel
Vamos a reflejar lo que fue la movida sevillana en los años 80 a través de sus discotecas, bares de copas, pubs y disco-pubs que tanto proliferaron en aquella época, locales que estaban a la orden del día y que ni por asomo en la actualidad se llegara a tanta cantidad de ellos, ya sea por el cambio en la mentalidad de lo que es la diversión juvenil, por la costumbre de las botellonas o simplemente porque las normativas municipales al respecto han cambiado, como por ejemplo en lo que al ruido o el tabaco se refiere. En la década de los 80, Sevilla pasó a ser un reflejo de las necesidades y tendencias de una generación de jóvenes que se encontraron con una "movida" local en la que discotecas y bares de copas pasaron a ser los principales lugares de diversión en aquellos tiempos.  Era la continuidad de un decenio anterior, donde desde 1978 la mayoría de edad pasaba de 21 a 18 años, y los adolescentes de forma menos tímida y más masiva, aún con más libertad, hallaban nuevos puntos de encuentro y experimentación. Los "progres" y los "pasotas" comenzaban a estar en declive, mientras que las tribus urbanas emergían fuertemente influenciadas en el vestir o bien por los estilos musicales (donde tuvieron en este decenio su máxima expansión): Punkis, heavys, rockers, mods, technos, breakers..; o por la economía: Pijos, poligoneros... Ese fue, a grandes rasgos, el aglomerado que formaba la tarde-noche hasta madrugada joven de los fines de semana.  Respecto a los pubs o bares de copas, la insignia de la "movida" sevillana se aglutinaría en el barrio de Los Remedios, mientras que Las siete Revueltas, Arenal o la Plaza de la Gavidia serían lugares también importantes para la juventud en el casco antiguo, sin olvidar a la provincia con el aljarafe a la cabeza.  El mundo de las discotecas en la Sevilla de los años 80 se hallaba algo estratificado; no se conocían complejos donde estuvieran agrupadas y, todavía, libres de leyes de ruido, jugaban su papel en el centro. Esta circunstancia, unida a que con ciertas edades por aquel entonces se solía salir temprano para recogerse pronto, suponía que básicamente no había muchos sitios donde acudir, por lo que había que seleccionar uno o dos en un mismo día.  Era el oscuro mundo, en que los colores malva y azulados del neón impuesto por la moda italiana, relucían, al son del ítalo disco, del break dance, del techno, sinth pop o del high energy. Pero también se invitaba a ligar, ya que las sevillanas y la música lenta formaban parte de aquel universo. El mundo de la discoteca tuvo su auge en esta época, cuyos primeros años mostraron una amplia lista en cuestión de salas de baile: destacaban Holiday, Zodiac y Don Felipe, estas dos últimas en la calle Felipe II, la primera de ellas frente al desaparecido paso a nivel, Tucán en Blas Infante, Petrarca y Skipper en Monte Carmelo, Turín en Asunción, el Mesón Casa Luciano en Manuel Siurot (después llamada OPEN y que estaba decorada como si de una pista de tenis se tratara con su red y todo), Escorpión en Ramón y Cajal, El Coto junto al hotel Los Lebreros de Luis Montoto, La Xanadú de Triana, entre otras… Y como no, El Kiosko del Parque de los Principes o el Plató 10 en Blas Infante. A partir de 1984, mientras unos cerraban fueron sumándose otros locales nuevos, tales como el Hola Ola en la calle Salado, Dragón Rojo (luego B 60) en la calle Betis, la Reja en La Campana  o el Califas disco pub en Menéndez Pelayo. Como veis, Los Remedios jugaba un punto importante de encuentro, erigiéndose la Plaza de Monte Carmelo como centro neurálgico de la movida, con sus disco bares, mientras que el Piruetas de la calle Asunción (antes llamada Turín), hoy un Bingo, era la sala de baile más grande. El Don Felipe desde el  84 al 88 se encontraba bajando una cancela que aún existe en un antiguo edificio a principios de la Avenida Felipe II y que a partir de 1999 y hasta 2005 fue conocida como Doblón. Sin embargo, el Don Felipe dicen que existía como discoteca desde 1970. Era un lugar alejado de las movidas del centro, muy oscuro por dentro. Eran tiempos en que cada local solía abastecer a la clientela de su barriada. La gente no venía de muy lejos habida cuenta en que el boca a boca era el principal medio de información. Aquellos domingos solitarios en los alrededores daban un romanticismo que hoy no existe ni por asomo. También estaba El Contrapunto (1986) que se pasó a llamar Figúrate en el 89, donde se encontraba el desaparecido cine Rialto o Novo Rialto. O la discoteca Zodiac, al final de Felipe II y esquina a Ramón Carande con Avda. La Paz que estuvo desde  1965 hasta 1990. El Club Holiday desde  1975 a 1992 en la calle Jesús del Gran Poder y que tenía horario ininterrumpido a partir de las 20:30. Cerrado desde el 93 hasta el 98 aproximadamente. Luego se llamó Yesterday, Holiday La Booite, y de nuevo Holiday. El Placentines y el Centro’s  en 1984 por la Alcaicería o La Reja desde 1983 hasta finales de los 90, sala que se hallaba en el mismo edificio de la Confitería La Campana, en la calle Sta. Mª de Gracia, 13 junto a Sierpes que comenzó a popularizarse debido a las fiestas que los jueves se hacían para los guiris, acudiendo muchos jóvenes de las primeras academias de intercambio. No era de extrañar que en cualquier avenida, ronda o lugar inconexo hubiera alguna discoteca, como por ejemplo La Recua, primera discoteca de verano/invierno en Sevilla, que abrió desde junio de 1984 hasta 1989, construida sobre la antigua piscina San José o también MaestranSA en lo que fue la piscina que estaba junto a la barriada de Elcano, frente a Pineda. El Metal en Jesús del Gran Poder del 84 al 86, que también cambió de nombre para luego conocerse como Acordes en el 89, frente al Conservatorio Superior de Música, o El Muro (1983) después llamado Disco Límite (1986) en la Ronda Capuchinos. Se hallaba en un lado de un bloque de viviendas frente a la Heladería La Pradera y el vivero. No hay que olvidar todos los bares de Reina Mercedes, que fueron muchos, como el kiosko Avelino o El Aljibe. La construcción de la SE-30 a su paso por Guadaira, al igual que el nuevo FREMAP, fueron hechos que dieron lugar al final de La Recua. La famosa discoteca de verano, se hallaba precisamente casi al final de la Avenida de Jerez, aproximadamente ocupando lo que hoy es repetido FREMAP. El 29 de septiembre de 1989 se celebró una histórica fiesta de clausura por todo lo alto, en la que tocó el grupo pop sevillano Los amos del mundo.  En los 90, La Recua continuó con sus proyectos, uno en la Expo 92 y otro que abrió allá por el 95, en San Juan de Aznalfarache; pero, claro, la década no era la misma y las cosas no eran iguales. Podemos apreciar una fotografía aérea de la discoteca en 1988 y un panorama del recinto, con su piscina, en su última noche, así como anuncios publicitarios del Figúrate y Disco Límite. En 1985 surgió otro sitio nuevo, el Roll Dancing, situado en la calle Calatrava, rozando la Alameda de Hércules,  la cual se encontraba en el número 26 de la calle Calatrava. Nos hallábamos ante una sala de patinaje que no todos los jóvenes de la época conocían, pero en la que también hubo actuaciones y conciertos en directo y que parece que permaneció abierto hasta principios de los 90. Otra de las discotecas era Vista Alegre 80, frente al cuartel San de San Fernando, que después se llamó Bunda y por ultimo Aire. En 1987 sabemos que se comienza a aplicar el "derecho de admisión" en muchos casos de manera ilegal e injusta: las discotecas RRÍO (después SVQ y hoy Boss) y EM de invierno y verano (recuerdan al que se ponía en la puerta con el chubasquero amarillo, no era otro que Cristóbal Soria). Es un período en que se coincide con el declive del Holiday, Piruetas, Hola Ola, Groucho (Arenal), mientras otras cerraron y la dependencia para los discotequeros que buscaban algo nuevo se podía convertir en un suplicio. EM, a la entrada a Tablada, antes del Puente de las Delicias, Carretera de la Exclusa. Apertura en 1988. Línea similar a la RRÍO. Luego cerrada y abierta en diversas etapas bajo otros nombres. La RRÍO en la calle Betis abrió sus puertas  a finales de 1987. Con esta discoteca se abandona el clasicismo habitual: se establecen dos horarios, se cierra a altas horas de la madrugada y se introduce música house, acid. Otra novedad fue el establecimiento de los carnets de socios y del derecho de admisión. Coincide justo con el final de la movida de Los Remedios, cuyo centro principal hasta entonces giraba en torno a la Plaza "del Fresas" (entre Monte Carmelo y Juan Sebastián Elcano). La aparición, ya en 1988, de la llamada "música de importación" no era otra que la llegada del acid house o el bakalao, estilos que invitaban a beber, bailar sin descanso hasta altas horas de la madrugada. Se empezaba a perder la discoteca como lugar de reunión. Tucán / Sherezade, abierta desde  1983 a 1985. Alrededor de 1990 Discoteca Gran Vía. Al final de la República Argentina,  en Blas Infante. Horario para adolescentes de 20 a 24h. El Piruetas, abierta desde 1984 hasta 1988, fue una discoteca ejemplar para los más jóvenes. En 1987 fue objeto de una importante reforma, mientras que en 1985 fue escenario del grupo musical sevillano Dogo y los Mercenarios. Estaba a principios de la calle Asunción, hoy Bingo Los Remedios. Cambien estaba Hola Ola desde el 84 al 86 en la calle Salado, junto a Hotel Resitur. Si hubiera que mencionar todos los disco-bares y pubs que funcionaron en la Sevilla de los 80, concebidos especialmente para la gente joven, hablaríamos de una lista interminable; pero lo cierto es que aquel decenio conllevó la proliferación de estos servicios. En paralelo a la discoteca, acudir a los disco bares y su entorno se convirtió en un rito cada viernes o cada sábado. Por supuesto, las horas tempranas de la noche y de la tarde, eran testigos de que los adolescentes de entonces disfrutaran de aquel ambiente. Los Remedios fue, indudablemente, el "rey" de la movida juvenil ochentera en nuestra ciudad, obviamente, en ambiente no undergroud, al contrario que otros lugares del Casco Antiguo. Dos zonas eran las principales: la Plaza de Monte Carmelo y Carrero Blanco frente a Ramón de Carranza. En la segunda de ellas, estaban el Glass, Wind, Himalaya, Néctar, La Espica, etc… Todo ello, sin olvidar calles como Madre Rafols, Sebastián Elcano, Virgen de Begoña, Virgen de la Cinta o Padre Damián (La Canasta), en cuyas cercanías estaba el LLar y el Café Juvenil. La plazoleta de Monte Carmelo / Sebastián Elcano llegó a ser un foco importante en la concentración de la juventud, mencionándose lugares como el Chess, La calle del Flash, Fresas, Ñam Ñam, Glub-Glub, Mic-Mic, Colores, Zerocotroco, Crisis, etc. Cerquita de todo esto, la calle Fernando IV, donde estaban el Pistacho, el Líquido o el Pub Bauhaus con sus chapolines, el Cadillac, La Quesería, La Champañeria, el VL… De Madre Rafols y adyacentes recordamos el Tendido 5, Carúpano, Ferrari, El Lío, Tabanco, La Galera.... En la calle Virgen de la cinta se hizo muy popular la litronería La Alemana, donde la litrona de cerveza se destapaba con un abridor incrustado en la pared. En 1992 La Alemana fue clausurada por el Ayuntamiento. Entonces proliferaban las tiendas de comestibles que servían alcohol a menores, consumiéndose en la calle; pero, para bien o para mal, contribuyeron a formar parte del ambiente de entonces. En aquella misma calle también destacaron La Gramola y Las Riendas o el archiconocido Zahira. En 1986, el entonces jugador del Real Betis Balompié, Gabriel Humberto Calderón, puso en la céntrica Plaza de la Gavidia un bar llamado Gaby. Junto al a él se acumulaban otros bares y bodegas como el Gris, Kilim o La Venera. Un ambiente donde las edades se mezclaban. Pero Triana no se quedaba atrás. La calle Betis, repleta de baretos, también era cónclave importante, con locales como El Metro, El Mondial, Sky o Dalí.... Y La Carrucha en la calle Constancia, 21, paralela a López de Gomara. En el centro, el tema de los disco bares de copas también tuvo su protagonismo. El ambiente rocker o heavy también tuvo su espacio: El Bourbon, el Amor de la calle, el Tren o el Maketa, tras la desaparición de todos ellos, con el paso de los años, se convirtieron en recuerdos míticos de las vivencias de muchos jóvenes.  Tambien ambientes de sevillanas como el Tamboril en el barrio Santa Cruz, o bares como Las Columnas y todos los que estaban alrededor. Tampoco podemos olvidar a la Alameda de Hércules con gustos y edades diferentes, donde sobrevive todavía el Fun Club; el otro, el IBÍO con sus campeonatos de chapolín (antiguo Cafetín Ojalá), el Corto Maltés, La Sirenita o el Hefesto. Las Siete Revueltas fue ( y sigue siendo ) otro lugar interesante en la movida sevillana, junto a la Cuesta del Rosario, donde existieron muchos garitos que también tuvieron su tiempo y su moda, tales como La Mina ( popularmente Las Jarras ), donde se servía cerveza barata; incluyendo la Rebotica y el Sopa de Ganso como supervivientes de hoy en día, el Cubanito, la Barberia, el Cabo Loco, el Lamentable o el ámbito. El Arenal también tuvo sitios como el Bar Iberia (Almirante Lobo), Bar Triángulo, o Los Punkies (Harinas), El Posturas, Selene, Adriano, Caruso, entre otros.  Este homenaje a la movida juvenil sevillana de los ochenta, no se olvida de otros lugares que, de una forma u otra, formaron también parte de ese puzle que tratamos de medio construir: el Bar Caos en Chapina, la Bolera (Luis Montoto), el Disco Bar Poseidón en Marqués de Paradas, al igual que el Antenna, el Área 2 en Albuera, el Patio de San Laureano, o el Bestiario (que aún continúa), Can Cum, Latino, No&Do… A finales de los 80, la noche empieza a "funcionar" en muchos sitios ya de madrugada en adelante. Son cada vez más los jóvenes que llegan tarde a casa o viven independientes. Será el preludio para un nuevo escenario en una Sevilla, todavía "pueblo grande", a la que aún no se habían incorporado por cuestiones de edad los jóvenes de barrios periféricos nacidos en la etapa de la Transición Española, que tendrían su eclosión a partir casi la primera mitad de los 90, etapa en que muchos jóvenes adultos y adolescentes gozaron de mayor libertad y nivel económico, acceso a vehículos, empezaba la botellona, acceso a la inclusión de drogas de diseño, aparición del fenómeno "cani", la globalización, etc. Como bien es sabido, los años 70 significaron el auge de las discotecas, aunque no fueron muchas de aquellas las que una década después continuaron completando los 80, salvo el Don Felipe, la Zodiac, el Holiday, o poco más. Otras como el Mister Dollar (Calle Castilla), Alazán, Mohama (que además era bodegón flamenco) o la Escorpión, duraron escasos años en la transición de los 80. Punto y aparte fue la Turín, que en 1984 se reformó y transformó en la discoteca Piruetas. La mayoría de las salas de baile se concentraban en Los Remedios, lugar de moda muy apreciado en este sentido a mediados de los 80. Lugares mencionados como el Mohama, la Turín (Piruetas), Skipper en Monte Carmelo o Alazán Club en Juan Sebastián Elcano, funcionaron en tiempos, algunos paralelos o cercanos al Hola Ola, la RRÍO y a la EM. El Alazán, club que en Sevilla se inauguró en el año 1975, en paralelo a la Ravei´s (Barriada de Begoña) y al Club Holiday (Jesús del Gran Poder). Por otra parte, en la calle Monte Carmelo se hallaban: Petrarca, en el número 10; el nombrado Mohama ( luego Dianoa o Da Vinci ), en el 60; La Colina de las Fresas salvajes ( Luego Tramps y después Prince 1989)en el 12 y Skipper, en el número 14. En el verano, imaginen unos meses de julio y agosto que presentaban noches sin apenas lugares de diversión, salvo el cine estival (ya en decaimiento)  y poco más.  Calles vacías los fines de semana y quienes no gustaban o no podían irse de playas, por fin encontraron sitios donde pasarlo bien. En 1986, el Ayuntamiento cedió algunos terrenos del Real de la Feria de Abril orientados a la colocación de disco pubs y chiringuitos. Aquel experimento tuvo continuidad en los dos años siguientes: El proyecto se llamó Costa Guadalquivir, y que en 1987 contaba en principio con ocho chiringuitos dispuestos en línea recta a la Avenida Ramón de Carranza: La Haima, Lunas, Cocos, La Jungla, Huracán, Eleven, ¿Dónde Vamos?, ¿Dónde vas?.  La noche estival de los jóvenes sevillanos, por fin se trasladaba al aire libre, por lo que aquellos disco bares tuvieron una gran aceptación y afluencia en aquel verano de 1987. Pero el 88 fue el gran año de los chiringos de la Feria - al menos en su ampliación -, puesto que el Ayuntamiento concedió nada menos que 19 licencias; no obstante, la afluencia del público se redujo al final ostensiblemente: Por una parte, el Consistorio insistía en prohibir que se bailara; por otra, la tranquilidad quedó en entredicho debido a la proliferación de delincuentes que vivían en algunos asentamientos cercanos. Finalmente, la aparición de otro lugar lúdico en paralelo a este, conocido como La Costa de las Delicias, dividió en dos partes el grueso de la movida nocturna sevillana. En el verano de 1989 triunfaron los pubs de La Costa de las Delicias. El recorrido comenzaba en La Palmera, enlazando luego con el Paseo de Colón, Muelle de las Delicias y finalmente Marqués del Contadero.  A principios de julio se inauguró el primero de ellos: el de la Recua de los hermanos Calvo, sumándose a éste, otros chiringuitos como el Colón 23, el Quorum, El Galeón, Trópico, El Comercial, Compás, La Recua, Duodomo,  Rodas, El Libano… Pero las numerosas quejas sobre el alto volumen del sonido, parece ser que fueron causas aparentes para que aquel vergel de auténtico lujo desapareciera, puesto que a partir de 1990 quedaron muy reducidos y el encanto se perdió. Atrás quedó un verano en que tanto la jet set local como el resto de la sociedad sevillana que acudió a estos disco bares recordará un agradable y original verano a la orilla del río. Sí...han pasado los años, pero aquella Sevilla, a pocos años de comenzar a masificarse y luego globalizarse, daba espacio para que, en la intimidad de un contorno a la intemperie, existiera aquel rincón oculto, abandonado, salvaje y recoleto, donde pasaron cosas que nadie supo ni vio, excepto tú y alguien más que iba contigo. Por eso, para ti, que viviste aquello, que sabes que la evocación jamás volverá, dedicamos especialmente esta pequeña caja de recuerdos. Tampoco hay que dejar en el tintero de los sueños pasados el selecto mundo del jazz: aquel mítico Blue Moon de José Antonio Maqueda, o el Be Bop de la calle Sol, el Acuarela de la Alameda de Hércules, el Tartufo de Ramón y Cajal, Violonchello Jazz en Sales y Ferré o los conciertos en la imperecedera Carbonería. Clarinetes, trompetas, saxofones, pianos, bajos, contrabajos, vibráfonos, flautas y demás instrumentos, tuvieron un pequeño espacio en el boulevard hispalense de los años aquellos. Hemos visto como la mayor parte de espacios relacionados con el jazz estaban por el centro de la ciudad. Pero aún nos quedan algunas discotecas y lugares de copas establecidos, los cuales tuvieron su tiempo y su moda. El 2ama2, en la calle Antonia Díaz, y la Discoteca Arenal, en el número dos de Federico Sánchez Bedoya; y muy cerca, el Rincón El Pali de la calle Arfe. Recordamos otras dos discotecas, en esta ocasión ubicadas en la Ronda de Capuchinos: el Disco Pub Sabana y la Free Way, ambas abiertas en 1989, aunque la última de ellas continuó algunos años más que la primera, que dicen llegó a convivir con otra mítica sala, ya de los 90: la Fábrica de Colores. Para quien hacia la madrugada y se quedaba en la calle hasta muy tarde cobraban especial importancia esos establecimientos que cerraban tarde y permitian tomar una última copa o un café reparador de energías. Pensando en este público estaban establecimientos como Noche y Día (plaza de Cuba), Alameda Multicentro (Alameda de Hércules) o Resitur, entre otros. Por supuesto que tampoco podemos olvidar  discotecas famosas que estaban en la provincia, sobre todo en el aljarafe, donde la movida tuvo gran renombre a partir de que la juventud de entonces tuvo edad para poder sacarse el carnet de conducir y moverse fuera de la ciudad y cuando no habían tantos controles de alcoholemia. Podemos nombrar muchas de ellas como Los Daneses en Camas, antes de que fuera lo que es hoy en día, y sirviéndole de apoyo el Bar Terraza abierto toda la madrugada y donde todo el mundo terminaba comiendo un potaje de garbanzos a las 7 de la mañana y la discoteca FO un poco antes de llegar a la anterior citada y construida sobre un chalet de los Pickman. O la discoteca Hipo en Gines en uno de los lujosos chalets que hay en la carretera de Castilleja a Gines, en concreto en el número 21, más o menos frente a lo que hoy en día es Jamones Badia. Y en la propia Castilleja de la cuesta se encontraba El Embrujo, donde hoy está el Iguanas Ranas, discoteca que tuvo un gran cache en aquellos años, o la gran sala Los Rosales, que fue antes una hacienda y donde tuvieron lugar muchos conciertos de artistas famosos de la época. Cerrada a mediados de los 90 por turbias circunstancias policiales.  Quien no se acuerda del Estileto, un disco pub que también tuvo mucho éxito como el Mic Mic, al otro lado de la autovía de Huelva. También en Tomares estaba Saira, discoteca del restaurante/sidrería Arias (Saira es Arias al revés) en la carretera de Tomares a Bormujos. En Valencina de la Concepción había dos discotecas, ambas a la entrada del pueblo. Una se llamaba La Rueda, situada en un chalet a la derecha y la otra más adelante a la izquierda, Doña Marta. Y quién no recuerda una de las más grandes y modernas de la época, la 2001 en Dos hermanas, famosa por su increíble equipo de música, sonido y juego de luces, o la Cariban. En fin, un añorable paseo por una época que para los que la vivieron seguro que les traerá memorables recuerdos y para los que no, les servirá para conocer un poco más como se divertía la juventud de entonces, quizás los padres de muchos de los que estén leyendo este articulo… Fuentes: http://www.sevilladesaparecida.com -  http://sevillaolvidada.blogspot.com.es - http://hemeroteca.sevilla.abc.es SMYL©2014

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