La muerte de Juan Gabriel: un país machista llora a un homosexual.

Por Miguelangelgc @miguelangelgc

En una entrevista en el programa televisivo Primer Impacto, de la cadena Univisión [EU], el periodista Fernando del Rincón le preguntó a un joven Juan Gabriel sobre su orientación sexual, él respondió: " dicen que lo que se ve no se pregunta, mijo".

Podría hablar mucho sobre pero realmente Alberto Aguilera Valadez, la música no es lo mío. Juanga, un intérprete, músico, productor, cantautor mexicano ganador, entre otras muchas cosas, de once premios Billboard que inició su carrera en mil novecientos setenta y uno

Dejemos a la Wikipedia hablar: fue un cantante que imprimió de un sello particular y atrevido a la música mexicana [...] gracias a su estilo interpretativo único y cautivador [...] del linaje de los showmens.

El mundo virtual fue testigo [ el veintiocho de agosto del dos mil dieciséis, día de su muerte] por Twitter - y diferentes redes sociales- de la dimensión del cantautor ya que no únicamente artistas con los que trabajó el Divo de Juárez [ apelativo con el que se le conocía] sino que incluso el presidente de México Enrique Peña Nieto, el presidente Barack Obama [EU] ó Nicolás Maduro [Venezuela] expresaron su sentir públicamente.

Lo anterior puede darnos una idea, aunque sea cercana y pincelada, de lo que fue Juan Gabriel para el mundo de la música y de la cultura popular mexicana aunque su legado no se limitó a los hispanohablantes sino que algunos de sus éxitos, como el de No tengo dinero, fueron traducidos a idiomas como el japonés ó el portugués.

Pero mi artículo no es para hablar sobre su herencia musical ó para llenar la blogósfera de un post más sobre la muerte de Juanga.

El motivo que me impulsa a escribir no es otro más que el ver cómo, pese a que México en particular, y Latinoamérica en lo general, es una sociedad machista [ aunque el resto del mundo no se libra de ello] la muerte de una persona abiertamente homosexual - y que siempre pugnó por los derechos de la comunidad LGBT- cimbró un país que llora sin tapujos por su partida.

Estamos hablando de los años setenta en un país donde ser macho era lo que un hombre tenía que ser. Y aún así, y pese a ser así, México se doblegó a las creaciones musicales de don Alberto Aguilera.

Pasaron los años y su fama no hizo más que crecer. Cuarenta y cinco años de carrera hablan por sí solos en los cuáles logró que tanto la plebe como la aristocracia tararearan y conocieran al menos un par de sus canciones.

Todos reconocen el talento del Divo de Juárez. Todos se rinde ante él. Todos demuestran, de una u otra manera, su luto. Todos, hasta los machos bigotudos más rudos que bailan al ritmo del Noa Noa.

Ojalá que la muerte de Juanga sirva como parteaguas para demostrar que el talento no discrimina preferencia sexual, que la grandeza puede y es de todos, que México puede ser - y de hecho es, de alguna peculiar manera- un país que convive, reconoce y acepta sin críticas ni fobias a los homosexuales.

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