Estos encuentros habrían causado que la órbita de Némesis variara de una u otra forma. La órbita podría haber cambiado repentinamente de forma que, en vez de mostrar un solo pico en su periodicidad, tuviera dos o más; o la periodicidad podría haber cambiado gradualmente hasta un 20%. Sin embargo, los datos señalan que las extinciones ocurren cada 27 millones de años, tan regular como un reloj, lo que significa, según los autores, que no es culpa de la hipotética Némesis. A su juicio, algo más anda debe ser el responsable y quizás nuestro enemigo esté más cerca de casa de lo que pensamos. Para los más angustiados por un cataclismo cósmico, los científicos señalan que la última extinción masiva se produjo hace 11 millones de años, así que, si la teoría se cumple, todavía queda bastante tiempo para conocer qué es lo que próximo que se nos viene encima.
Fuente: Periodico ABC