¿Qué es lo que discurre por la mente de un genio cuando está muriendo? Partiendo de la tesis de que la genialidad es una particularidaden una de las tantas manifestaciones de la creatividad humana, un genio en matemáticas puede ser bastante disfuncional en las relaciones humanas, o un genio de la música un cretino en el áreade las ciencias exactas, ante esto podemos detenernos en el supuesto deque un geniode la altura de Einstein o Stephen Hawking puede sufrirde las mismas banalespenas que afectan a la mayoría delos seres humanos. Se puede argüir que no existe genio en todas las disciplinas del saber humano, menos aún, un genio social con una extraordinaria capacidad de relacionarse con sus congéneres, en cuanto a tolerancia y aceptación. Podemos concluir que los genios en la inmensa mayoría de los aspectos, salvo donde manifiestan su genialidad,son iguales al resto de la gente.
Pero no por esopodemos dejar de hacernos la pregunta inicial: ¿Qué es lo que discurre por la mente de un genio cuando muere? Su extraordinaria capacidad inventiva, sin duda los hace diferentes, la genialidad la podemos definir como la capacidad extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables; lo dice el Diccionario de la Real Academia Española, y por lo tanto debe ser verdad, entonces un genio que no crea ni inventa, no es un genio.Steve Jobs, era un genio sin parangón, un genio que vivió y sufrió, cuanto puede sufrir y vivircualquier individuo. ¿Qué dilucidó Steve Jobs al morir? ¿Sonrió en la partida? Ante la certezade su inmortalidad, de su destinomás allá de esta vida,donde se encontraría seres de su igual, seres geniales que han cambiado el rumbo de la humanidad y que han de habitar una esfera, una dimensión propia de su condición.En la inmortalidad,del checo Milan Kundera: Beethoven, Hemingway y Goethe se encuentran en el cielo de los inmortales, disertan sobre la inmortalidad de los grandes y la inmortalidad ridícula ganada a pulso por el astrónomo Tycho Brahe, quien es invitado a la cena de gala de la corte imperial, y… es tanta su pena que prefiere dejar de ir al mingitorio y muere dolorosamente al reventarle la vejiga. Siempre he pensado, que de existir un cielo, de habitar un paraíso más allá de esta vida, este debe consistir en hacer y encontrarse con lo que más se quiso en la vida; entonces Steve Jobs, ha de habitar un mundo fantásticos de infinitos números binarios y hexadecimalrs, donde el tiempo se mide en magaherz y por dios un procesador; lo harán franquear la puerta Pascal y Leibniz, Charles Babage le dará la bienvenida con sentidas palabras cargadas de algoritmos; al círculo se unirán Aiken y Neumann, vendrán montados en la ENIAC y la UNIVAC, resoplando con sus mil bulbos de potencia, todo esto, mientrasun sol de ledsparpadea en lo alto y un millón de transistores se afanan en aglomerarse buscando la arquitectura perfecta.