Revista Cultura y Ocio

La muerte y el envejecimiento no tienen por qué ser la misma cosa

Publicado el 02 enero 2012 por Rhenriquez

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21 de febrero de 1977
Hoy cumple años Olga

La ideología es el tiempo donde se desarrollan los hechos de la vida. Tiempo de señalar, indicar, definir, utilizar. Tiempo de limitar la cambiante realidad humana con la que se encuentra en su desarrollo, para no sorprenderse con la existencia de otros caminos que los suyos, enceguece y se transforma en una visión particular del mundo. Es en el tiempo de la ideología (de las creencias) donde los descubrimientos científicos se transforman en instrumentos de la muerte.

En el paroxismo de esa poquedad el hombre llegó a decir: si pienso, existo. Si siento, soy humano. Si veo, existe el mundo, si no veo, no existe. Es con este drama cotidiano a nuestras espaldas como nos enfrentamos al saber, como queda claro, lleno de prejuicios.

El tiempo de la ciencia es el tiempo donde las cosas ya no son lo que son.

La certeza sensible, es decir, lo que toco, lo que veo, lo que puedo oler y pensar, no existe sino como producto efecto de lo que determina y otorga a la certeza sensible el rango de ilusoria. A partir de ahora habrá siempre dos mundos. Uno, aparente (el mundo de los sentidos, de la razón, de la ideología). Otro, el mundo real, latente, que es el que determina esa apariencia y que sólo hallaré mediante un trabajo de reconstrucción que, en todos los casos, hasta hoy es un trabajo teórico.

Y es precisamente donde el inconsciente no juzga ni calcula y sólo transcurre, donde se ilumina como concepto, ya que de ninguna otra cosa puede alardear un concepto, sino precisamente de no juzgar ni calcular, sino tan sólo de transcurrir.

Si la realidad es la metáfora de todo lo posible y la ideología conlleva en todos los casos una visión del mundo totalizadora, podemos decir que la ideología tiende a ser esa metáfora, es decir, tiende a confundirse con la realidad.

La ciencia es en todos los casos menos ambiciosa. Nace a la vida mutilada. Para nacer tiene que decidir a qué parte de la realidad dará nombre. No nace hasta no haber formulado su objeto de conocimiento. Y haber nombrado su objeto de conocimiento le da derechos sobre eso y sobre ninguna otra cosa más.

Es por eso que en el tiempo de las ciencias ha muerto EL TODO, DIOS, LA CIENCIA, LA FILOSOFÍA, EL HOMBRE, dando lugar a lo RELATIVO, LOS DIOSES, LAS CIENCIAS, LAS FILOSOFÍAS, LAS IDEOLOGÍAS, LOS HOMBRES.

Ha concluido el circo, TODO no existe. La realidad será aquella que pueda ser determinada. Los hechos no existirán como tales (es decir no serán históricos) hasta después de ser interpretados.

El hombre en general ha dado un salto al vacío.

Sabe que con la ideología no puede terminar, porque terminaría con su propia vida de hombre, y lo que ocurre con las ciencias es que a veces son inalcanzables.

Hoy también le dije a ella en el día de su cumpleaños:

−Envejecer no es ni bueno ni malo, es también una jugada a realizar que conviene realizar cuanto antes.

La muerte y el envejecimiento no tienen por qué ser la misma cosa.

Miguel Oscar Menassa

Secretos de un psicoanalista
Editorial Grupo Cero


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