LA MUJER DE JESÚS. Un evangelio apócrifo podría contener la primera evidencia de que Jesús estuvo casado

Por Eloctavosabio @eloctavosabio
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Una facción de los primeros cristianos sostuvo que su Mesías llegó a casarse. Desde entonces la Iglesia lo niega pero en 2012 salió a la luz un fragmento de un evangelio perdido que contiene la primera referencia explícita a la esposa de Jesús. Mucho se ha especulado con su autenticidad hasta que el tribunal de las universidades de Columbia, Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han dictado sentencia firme.

Karen King sostiene el fragmento de papiro.

Durante la celebración del X Congreso Internacional de Estudios Coptos (2012), en Roma, Karen L. King, experta en Historia del Cristianismo y profesora de la Universidad de Harvard, reveló el emocionante contenido de unas frases extraídas de un papiro del siglo IV. Según King, se trataría del único texto en el que Jesús se refiere explícitamente a su mujer. Cuatro palabras, en un fragmento de pergamino de 3,8 x 7,6 centímetros: “Jesús les dijo, mi esposa…”.

Para la profesora, este antiguo documento no prueba que Jesús estuviera casado pero sí aporta la primera evidencia de que algunos de los primeros cristianos así lo creían. Originalmente, los cristianos estuvieron de acuerdo en que el celibato era mejor que el matrimonio. El fragmento de escritura copta parece ser una copia de un texto griego escrito en el siglo II. De ser así, nos demostraría que solo 150 años después de la muerte de Jesús, los cristianos comenzaron a disentir sobre su estado civil, “en medio de un contexto de controversias sobre la sexualidad, el matrimonio y el discipulado”, asegura King.

Precisamente, el contexto de la frase “Jesús les dijo, mi esposa…” es un diálogo con sus discípulos donde discuten si María es digna se ser uno de ellos; y Jesús dice: “ella puede ser mi discípulo”, afirmación que será del agrado de quienes a día de hoy pelean por revocar el celibato del clero y por la ordenación de las mujeres como ministras de la fe.

Origen desconocido

El fragmento de papiro pertenece a un coleccionista anónimo privado. No se sabe nada sobre las circunstancias de su descubrimiento, pero King apunta que con toda probabilidad procede de Egipto: “donde el clima seco permite que los escritos antiguos sobrevivan y porque estaba escrito en copto”, el lenguaje de los antiguos cristianos de Egipto. Sin embargo, el biblista Ben Witherington III se pronunció diciendo que “los orígenes poco claros del documento deberían alertar a las personas para que sean prudentes”. Para él, sigue el modelo de los textos gnósticos de los siglos II, III y IV, que emplea “el lenguaje de la intimidad para hablar de las relaciones espirituales”.

Frente a la ambigüedad de Witherington, expertos como el papirólogo Roger Bagnell, director del Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo; Annemarie Luijendijk, estudiosa del Nuevo Testamento y del cristianismo primitivo en la Universidad de Princeton; o Ariel Shisha-Halevy, profesor de lingüística en la Universidad Hebrea y versado en lenguaje copto, concluyeron que el fragmento de papiro analizado no ofrece ninguna evidencia de falsificación. Es más, creen que estas líneas forman parte de un evangelio perdido que han bautizado como “Evangelio de la Esposa de Jesús”, ya que muestra estrechas relaciones con otros recientemente descubiertos también de la segunda mitad del siglo II, especialmente el “Evangelio de Tomás”, el “Evangelio de María” y el “Evangelio de Felipe”.

¿Una falsificación moderna?

La discusión siguió adelante entre los investigadores y académicos de todo el mundo: la mayoría alzaron sus voces cuestionado la autenticidad del papiro. Andrew Bernhard, autor del libro “Otros evangelios los primeros cristianos”, aportó uno de los argumentos en contra más convincentes. Publicó un extenso documento en Internet señalando un patrón de similitudes entre el “Evangelio de la Esposa de Jesús” y el “Evangelio de Tomás”, semejanzas que incluyen errores gramaticales y saltos de línea que se encuentran, palabra por palabra en el texto copto de Tomás. Bernhard cree que el texto que constituía la prueba de King ha sido directamente cortado y pegado de las secciones del “Evangelio de Tomás”, que se encontró en 1945 en una biblioteca de Nag Hammadi, en Egipto.

Y, sin embargo, el papiro es auténtico

El pasado jueves, la Harvard Theological Review publicó un estudio conjunto de las universidades de Columbia, Harvard y el MIT que demuestra la antigüedad del pergamino y de la escritura.

Si bien King lo fechaba en el siglo IV, el radiocarbono en realidad lo sitúa en torno a los años 659 y 859. Del mismo modo, la composición química de la tinta es consistente con las que se utilizaron entre los siglos I y VIII, y la estructura y patrones de oxidación del papiro también son homogéneos con las hojas de los siglos IV y VIII. Finalmente, las imágenes microscópicas y multiespectrales despejaron las dudas sobre si el papiro habría sido alterado.

Los resultados no constituyen prueba alguna de que Jesús estuviera casado, pero sí alejan la duda de la falsificación del pergamino.