Mary Anderson nació en 1866 en el Condado de Greene, en Alabama. Tras la muerte de su padre, Mary se trasladó a vivir con su madre y su hermana en 1889 a la floreciente ciudad de Birmingham, en el mismo estado de Alabama. Ya entonces Mary era una mujer de negocios dispuesta a subirse al tren de la reconstrucción de la zona, destruida durante la reciente guerra civil. Allí levantó edificios de apartamentos y poco tiempo después se trasladó a vivir a California donde gestionó una granja de ganado y viñedos.
Mujer inquieta, en un viaje que realizó a Nueva York, experimentó con hastío la lentitud de los tranvías que debían detenerse una y otra vez para que el conductor limpiara el parabrisas de lluvia o nieve. Así que decidió diseñar un artilugio que consistía en unir a un brazo metálico una lámina que arrastrara el agua de la luna en plena conducción.