A continuación, subió a la planta de arriba, a su dormitorio y, sin quitarse la ropa ni los zapatos, se metió en la cama y se quedó en ella durante un año.
No sabía que sería un año. Se metió en la cama pensando que volvería a levantarse media hora después, pero se trataba de una cama verdaderamente cómoda, las sábanas blancas estaban recién puestas y olían a nieve fresca.
Se puso de lado, girándose hacia la ventana abierta y se quedó mirando cómo el sicómoro del jardín iba perdiendo sus flameantes hojas"
Cuando Eva, nuestra protagonista decide adoptar tan drástica decisión, todos los miembros de su familia piensan "se le ha ido la pinza, estará enferma, ya se le pasará...", la opción más fácil, la más sencilla.
Ninguno de ellos tira por el camino más complicado, el de averiguar las razones profundas, los motivos, el porqué de su determinación.
Y es que, aunque ni siquiera ella sabe con toda certeza porqué no quiere levantarse de la cama, motivos no parecen faltarle: su marido Brian le es infiel, ella carga cada día con el grueso de las tareas domésticas y sus hijos los gemelos Brianne y Brian Junior ya han levantado el vuelo, están en la universidad, ya no parecen necesitarla. "Eva se incorporó en la cama. Quería salir de ella y poner fin a tanto problema que estaba causando. Pero cuando dejó las piernas colgando, el suelo no le pareció sólido. Sintió como si fuera a hundirse entre los tablones, como si éstos fueran de gelatina. Estaba mareada".
Curiosamente en su nuevo mundo, encerrada entre las cuatro paredes de su dormitorio, Alexander, un hombre alto, esbelto, con rastas grisáceas y muy atractivo, entra de lleno en su vida y para colmo es el único que parece comprenderla. Cuando los demás se olvidan de hacerle algo de compañía, incluso de llevarle algo de comida, allí está él para recordárselo a todos, para cuidarla.
A los pocos meses de estar encamada, su imagen y su historia aparece en la portada de un periódico y en internet. Su presencia en Twitter y la página «La mujer de la cama» que alguno de sus admiradores crea en facebook, provoca opiniones para todos los gustos. Unos dicen que es una mujer sabia, protestando contra lo mal que está el mundo, las guerras, el hambre, cosas así… Otros la llaman "Eva La Santa, la que tiene poderes especiales, puede hablar con los muertos y ver el futuro". Hacen cola en su jardín para poder verla, tocarla, hablar con ella.
¿Cuales serán los verdaderas razones de Eva? ¿Será su periodo sabático una forma de protesta ante las injusticia del mundo, o simplemente una reivindicación de la dignidad como mujer?
Es muy conocida por la serie de libros protagonizados por Adrian Mole y su devastadora crítica a la sociedad inglesa de los años 80. El primero de los siete volúmenes de dicho personaje es "El diario secreto de Adrian Mole" y fue publicado hace ya treinta años. Poco después se convirtió en todo un clásico de la literatura juvenil inglesa, por su originalidad y su buen humor.
También ha escrito varias obras de teatro y otras cinco novelas muy populares, que también tuvieron una gran acogida entre el público.
La obra que hoy reseño,ha sido publicada muy recientemente (en 2013) y es de todas la más reciente.
Y estaréis de acuerdo conmigo en que "La mujer que vivió un año en la cama" llama bastante la atención, te incita a saber que se esconde tras esas páginas escritas.
¿Que nos vamos a encontrar y que podemos esperar de esta historia?
Sue Townsend nos narra, con mucha ironía y desparpajo como a Eva, que ya tiene cincuenta años y lleva casi veinticinco casada con Brian, le llega el momento de decir basta, de hacer un parón, de reencontrarse consigo misma y se mete en la cama durante un año entero.
Además de hacernos sonreír en más de una ocasión, nos invita a reflexionar sobre algo que puede parecer y de hecho es, disparatado, fuera de lugar, pero que más de una desearía o ha deseado hacer en algún momento de su vida. Creo que pretende ser en definitiva, un alegato a favor del amor propio de las mujeres que todavía en la actualidad, acumulan sobre sus espaldas la práctica totalidad de las labores del hogar, un trabajo por siempre poco valorado.
La novela tiene a mi parecer dos puntos fuertes: por una parte el toque humorístico que la autora otorga a cada una de las situaciones, el lado cómico que consigue sacar a cada acontecimiento, por triste o desgraciado que pueda ser. Y por otro lado, el carisma de algunos personajes secundarios, como la extravagante y mentirosa compulsiva Poppy, amiga de los gemelos con necesidad crónica de llamar la atención.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Sí, me ha gustado.
Quiero destacar el capítulo 31, donde Eva le explica a Brian para que coja apuntes, como llevar a cabo todos los preparativos de la Navidad, que este año recaerán sobre él (no tiene desperdicio, es genial)
"Preparar la comida de Navidad, casi desplomarte tras colocarla en la mesa. Beber mucho, pedir a Brian que te ayude a fregar los platos, él contesta: «Luego». Los mellizos se han ido, preparar té de Navidad, sándwiches de pavo, dulces, pastel de Navidad. Los mellizos vuelven, se niegan a participar en algún juego, sólo juegos de matemáticas con Brian. No quieren ver programas navideños en la tele, los tres ven documentales en DVD sobre topología avanzada del Instituto de Tecnología de Massachussets. Comerse media lata de bombones de Quality Street. Preparar la cena. Beber hasta perder el sentido. Sentirse mareada por los bombones y el vodka y acostarse. Esas fueron mis Navidades del año pasado. Y, Brian... nunca más volveré a preparar la Navidad"
Me ha hecho pasar ratos agradables, y la recomiendo como lectura desenfadada, escrita con gracia y cierta dosis de ingenio.
Lo peor, y el único aunque importante "pero", la causa de que sólo la haya puntuado con dos "Deweys" y no tres, ha sido el final: me ha resultado abrupto e inconcluso, me ha sabido a poco, no me ha convencido. Me esperaba un final que estuviera a la altura, pero no ha podido ser...
Os dejo el booktrailer, para ir abriendo boca...