Editorial: Espasa
Páginas: 424
ISBN: 978-84-670-2547-7
Precio: 19,90 €
Sinopsis
El día en que sus hijos, unos mellizos superdotados, se marchan a la universidad, Eva cruza la puerta de su casa y se mete en la cama en pleno día. No está enferma. No está cansada.Y, desde luego, no tiene una aventura. Simplemente, ha llegado el momento de decir basta.
UNA HISTORIA DELIRANTE Y PROFUNDA SOBRE LO QUE SUCEDE CUANDO ALGUIEN DEJA DE SER LO QUE LOS DEMÁS DESEAN QUE SEA.
Una novela perfecta para los tiempos que vivimos: hace reír, hace pensar.
Opinión
Esta novela me produce sentimientos encontrados. Básicamente porque tengo la impresión de que no es especialmente buena, ni en cuanto al argumento, ni los personajes, ni los inexistentes escenarios, etc., pero al mismo tiempo me ha encantado y la he disfrutado mucho. Me ha tenido enganchada desde que la empecé a leer, siendo incapaz de despegarme de ella hasta que la terminé en un tiempo récord (dentro de lo que soy yo). Es decir, por un lado me ha encantado, y por otro me ha dejado un poco fría.
Como bien dice la sinopsis, la historia trata de la nueva vida de Eva Beaver, una atractiva mujer de cincuenta años que un día, tras la marcha de sus hijos a la universidad, decide meterse en su cama y no salir de allí durante un año. Lo que más me atrajo de esta historia y la razón por la que escogí este libro de entre muchos otros era mi curiosidad respecto al porqué de esa decisión. ¿Por qué una mujer saludable y joven puede un día decidir quedarse en su cama durante un año? No diré la causa, pero ya de entrada, tal como se dice en la sinopsis, se trata de romper con lo que los demás esperan que nosotros seamos, una forma de rebelarse. He aquí mi primera gran crítica al libro. En su modo de protesta, Eva se niega a bajar de su cama durante un año, por lo que su vida dependerá, literalmente, de sus familiares y amigos (por ejemplo, ellos le llevan la comida a la cama, y si nadie le lleva comida, ella no come). ¿Es coherente que para protestar contra el mundo, contra todo y todos los que te rodean, te metas en tu cama, convirtiéndote en una total incapacitada y absoluta dependiente de todas las personas frente a las que te quieres rebelar? Lo siento, pero no he sido capaz de empatizar con Eva. No entiendo por qué hace lo que hace, a pesar de haberme leído el libro de principio a fin. Encuentro su actitud egoísta y pueril. Todos sus seres cercanos opinan como yo, pero aun así, siguen su juego alimentándola, cuidándola, limpiando su casa y haciendo las tareas por ella, como si Eva fuese un bebé. ¿Estamos locos?
Los personajes son un tema muy importante en esta novela. A pesar de la actitud infantil y egoísta de Eva, y a pesar de que no entiendo su comportamiento, ella es, de lejos, el mejor personaje de la obra. El mejor definido y el más profundo. No he llegado a entenderla, pero es un personaje agradable y me ha caído bastante bien. Su amigo Alexander también me ha gustado, otro personaje agradable y correcto, aunque menos profundo. Hasta aquí la lista de personajes soportables. El resto de personajes, donde incluyo a TODOS los no mencionados hasta ahora, son sumamente repelentes, cada uno a su manera. Empezando por Poppy, la indeseable Poppy, la insufrible Poppy. Una “amiga” de los hijos de Eva, que consigue colarse incomprensiblemente en la mitad de las situaciones del libro. Lo único bueno que tiene esta chica es que nació con esa intención: ser insoportable. Lo es para casi todos los personajes de la historia. Siguiendo por los mellizos, los hijos de Eva y su marido Brian, que son casi tan detestables como Poppy. El marido de Eva tampoco se queda atrás, el típico patán que ninguna mujer cuerda y con amor propio querría tener en su vida. A todo esto, es muy importante añadir que dentro de lo horribles que son los personajes, hay una intención: la autora hace, a mi parecer, una crítica bastante inteligente de la sociedad de hoy en día. La chica que desea ganarse la vida aprovechándose de hombres babosos y de la gente buena (y tonta); la adolescente engreída que cree tener el mundo a sus pies; el adolescente asocial y asexual, incapaz de tener relaciones normales con la gente, ya que basa su vida en Internet y los ordenadores; el marido que considera que una mujer es poco para él, así que decide repartirse entre dos, etc. Es decir, los personajes son odiosos, pero deben serlo. Se trata de una crítica, una sátira, por lo que unos personajes más normales, menos “estridentes” no hubiesen causado el mismo efecto. Bien por Sue. Estos personajes tan detestables podríamos ser cada uno de nosotros, te hacen darte cuenta de las extravagancias y horrores que hoy en día todos consideramos “normales”, y somos felices conviviendo con esos horrores.
-Ya está bien de tonterías, voy a subir -dijo Derek cinco minutos después, al ver que Eva aún no había bajado. Se sentía un poco nervioso ante la perspectiva de lo que podía encontrarse arriba. Se había llevado unas cuantas sorpresas desagradables en el pasado, como con aquel hombre de ciento tres años que cuando Derek le preguntó por el secreto de su longevidad en una entrevista en directo, el hombre gritó: «¡Las pajas!». Derek empezó a silbar la melodía de El exorcista mientras subía despacio las escaleras...
Como dije al principio, escenarios inexistentes. Básicamente el libro transcurre entre el dormitorio de Eva y las habitaciones de los mellizos. Nada que comentar. Muy monótono en ese aspecto.
Repito, en cuanto a la crítica social, el libro me ha parecido de diez, muy acertado. Me ha resultado divertido, con risitas ocasionales (y en una ocasión concreta llegué a llorar de la risa por una estupidez que me hizo muchísima gracia), juega con un humor que considero muy inteligente, perspicaz. El ritmo del libro está bien, tranquilo pero sin pausa. Repito que yo no pude despegarme de él hasta que lo terminé. Me enganchó muchísimo.
En resumen, es una novela que no pretende descubrirnos un mundo nuevo: pretende divertir, entretener, hacer reír con ese típico humor inglés, inteligente, irónico, ácido, que a mí personalmente me encanta. Cumple con su objetivo totalmente. Hay ciertos aspectos que no me cuadran, cierto, pero supongo que tampoco le puedo pedir la perfección. Nada ni nadie es perfecto. Como libro de humor inteligente y buen entretenimiento, un diez. Me ha gustado mucho y lo he disfrutado aún más.
Para terminar, hace unos minutos, buscando un poco de información sobre el libro para la reseña, me he enterado de que en abril de este año falleció la autora, Sue Townsend, a la edad de 68 años. Me ha dado mucha pena seguir con la reseña después de enterarme. Descanse en paz, Sue, y enhorabuena por su libro.