Mapa de El Salvador
De Beatriz, la joven salvadoreña cuya vida pende de un hilo como consecuencia de la gestación de un feto sin ningún tipo de viabilidad, no se conocen los apellidos. Solo se sabe que es un caso terrible y que las autoridades judiciales de su país le han dado la espalda: no le permiten abortar, aun sabiendo que porta en su interior un ser que no sobrevivirá cuando lo dé a luz, y que el mismo parto puede complicar su vida.
Ha sido el escándalo internacional desencadenado por la vulneración de los derechos más básicos de esta mujer sin apellidos -desde ONGs y organizaciones internacionales de todo el mundo al PSOE se han preocupado por su vida- el que está forzando al Gobierno salvadoreño a buscar una solución, al margen de la decisión de los jueces del país centroamericano. De Beatriz no se conocen los apellidos. En este momento puede llamarse Beatriz Humillada, Beatriz Asustada, Beatriz Desolada. Es clave seguir ejerciendo presión para que el Gobierno de un país llamado El Salvador siga los parámetros de su nombre y actúe, y que Beatriz pase a tener un único apellido, para siempre, y que sea un símbolo de lo que jamás puede ocurrir cuando están en juego los derechos de las mujeres: Beatriz Salvada.