Entre hilos y guiones
Margarida Xirgu i Subirà nació el 18 de julio de 1888 en la localidad catalana de Molins de Rei. Sus padres, Pere Xirgu i Pepeta Subirà se trasladaron a vivir a Barcelona cuando Margarida tenía 8 años, después de haber pasado un tiempo en Gerona. La joven Margarida acompañaba a menudo a su padre al Ateneo del distrito V de Barcelona del que era miembro. Pronto empezó a participar como actriz aficionada y combinó su afición con la obligación de trabajar en un taller de pasamanería, trabajo que empezó en 1900, cuando aun era una niña de poco más de 12 años. Entre Cataluña y el mundo Después de varias interpretaciones como aficionada en distintos teatros de Barcelona, su gran oportunidad llegó de la mano del escritor catalán Àngel Guimerà y su obra Mar y cel (Mar y cielo). Su debut en 1906 en el teatro Romea de Barcelona, interpretando a Blanca, fue un éxito y el inicio de una carrera imparable. Un año después moría su padre y Margarida se hacía cargo de su madre y su hermano menor. Desde entonces no paró de trabajar llegando incluso a protagonizar escenas escandalosas como su interpretación de Salomé, de Oscar Wilde, en la que hizo la danza de los siete velos y le valió el despido automático del Teatro Principal donde se representaba la obra. Aquel hecho no amedrentó a una Margarida casada poco después, el 22 de septiembre de 1910, con su primer marido, Josep Arnall, y convertida al año siguiente en empresaria, tras fundar su propia compañía teatral. En 1914, después de realizar la que sería su primera gira por América, Margarida Xirgu se instaló en Madrid. Tras estrenarse en la escena castellana con el “Patio azul” de Santiago Rusiñol, la actriz catalana vivió unos años de grandes éxitos interpretando textos de Benito Pérez Galdós, Jacinto Benavente o Ramón del Valle-Inclán. En aquellos años Margarida realizó dos giras americanas e hizo alguna que otra incursión en el mundo del cine, una faceta artística que no explotaría, amante como era de la representación teatral. Unamuno y el teatro de Mérida El nombre de Margarida Xirgu está estrechamente ligado al del teatro romano de Mérida y su festival de teatro. En 1926, en un viaje por Badajoz, la actriz visitó Mérida y se quedó profundamente enamorada de su teatro romano. Su intención de devolverle la vida a aquellas ruinas y volver a representar obras de teatro no fue fácil pero gracias a la complicidad de Miguel de Unamuno, quien escribió para ella una versión de Medea, consiguió convencer a los responsables del teatro. El 18 de junio de 1933 se estrenaba aquella obra clásica en Mérida ante miles de espectadores, entre ellos el presidente de la república, Manuel Azaña. Nacía entonces el Festival de Mérida. El encuentro con Lorca Durante el verano de 1926 Margarida Xirgu conoció al poeta Federico García Lorca. Desde el primer momento nació entre ellos una profunda amistad y un sentimiento de admiración mutuos. Tanto impresionó Margarida a Lorca que casi todas sus obras fueron estrenadas por ella. La relación profesional de Margarida y Lorca terminó el año 1936 cuando la actriz se embarcó en su cuarto y último viaje a América. A pesar de que Lorca tenía intención de marchar con ella, en el último momento decidió permanecer en España. Margarida no volvió nunca a España. Lorca era fusilado en agosto de aquel mismo año, pocos días después del estallido de la Guerra Civil. Conmocionada por la muerte de su gran amigo, Margarida realizaría varios homenajes a Lorca desde el otro lado del Atlántico. Años después, en 1945, la actriz estrenaría en el Teatro Avenida de Buenos Aires la obra póstuma de Lorca, La casa de Bernarda Alba, obra escrita para ella. El largo exilio Aquel año de 1936 fue un año muy duro para Margarida. Su marcha de una España en guerra, la muerte de su amigo y la de su esposo. Aun así, Margarida siguió trabajando y defendiendo sus ideas políticas afines a la causa republicana, una ideología que la condenaría al exilio de por vida. En 1941 Margarida se volvió a casar, esta vez con un miembro de su propia compañía, Miquel Ortín. La incansable Margarida viajó durante años por distintos países de Latinoamérica, creó escuelas de arte dramático como la de Chile, fue directora de varias instituciones culturales como la Escuela de Arte Dramático de Montevideo o la Comedia Nacional de Uruguay, país del que obtuvo su nacionalidad, y no dejó de subirse a los escenarios para representar una obra tras otra. A partir de 1962 su salud se vio bastante mermada y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Cinco años después, en 1967, con 78 años, decidió seguir adelante con la dirección de Yerma en Massachusetts, a pesar de las negativas médicas. El 25 de abril de 1969, a los 80 años de edad, se apagaba la vida de una de las actrices más prolija de la escena teatral catalana y española de todos los tiempos. En 1988, la Generalitat de Cataluña repatrió sus restos que actualmente descansan en Molins de Rei, su ciudad natal. Si quieres leer sobre ellaMujeres para la historia: La España silenciada del siglo XX, Antonina Rodrigo
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