La música es el futuro de la salud

Por Bcmt
Casi a diario podemos leer cómo la música mejora la calidad de vida en personas con alzheimer, autismo, ceguera o incluso que han sufrido un ictus cerebral. Llegan voces de todos los lados del mundo aportando pruebas científicas o simplemente anécdotas de vivencias con la música ante situaciones complejas o enfermedades que parecen no tener cura. Y nos vamos acercando a un punto sin retorno en el que "música" se escribirá con letras mayúsculas no por lo que enriquece y acompaña al ser humano sino por su incuestionable implicación en la salud y en la mejora cerebral. 
A eso se añaden los estudios, también cada vez más frecuentes, sobre  el cerebro de los músicos, donde queda patente cómo el trabajo cotidiano de su instrumento, la memorización de las partituras o la búsqueda constante del propio sonido… dejan huellas imborrables en los hemisferios, en los surcos y en las redes neuronales. 
Por eso, por todo lo que la música significa para el ser humano y porque llegará un día en que ella sea una forma incuestionable de medicina, debe estar aún más presente en la educación y sobre todo en la vida de los niños. No se trata de formar profesionales ni de aprender de memoria las 9 Sinfonías de Beethoven, sino de acostumbrarse a un recurso, a una herramienta que no solo alegra o tranquiliza sino que, quién sabe, si un día, nos curará la demencia senil. 
Todas las civilizaciones y sociedades han acordado a la música un poder mágico y así es. La ciencia y la tecnología van camino de demostrar que el simple hecho de escuchar música reactiva partes del cerebro dañadas o casi muertas. ¿Es posible imaginar algo más mágico?