Autor no identificado: Músicos callejeros en la Puerta de Alcalá.
No hay que preguntarse —o acaso sí, pero en voz baja— de dónde viene la música. Lo único que importa en esos casos es dejarse llevar, prestar atención con todo el cuerpo y, si la ocasión es propicia, empeñar también el alma. La música hará el resto, siempre lo hace. Y cuando ocurre, esta farsa parece que tiene algún sentido.
(LUN, 994)