Una misión de 14 años de la NASA ha confirmado que se está
produciendo una redistribución masiva de agua dulce en toda
la Tierra. Los resultados, que probablemente sean una combinación de los
efectos del cambio climático, las enormes extracciones humanas de
agua subterránea y los simples cambios naturales, podrían tener
profundas consecuencias si continúan: algunas regiones
altamente pobladas podrían tener dificultades para encontrar
suficiente agua de cara al futuro.
"El hecho de que podamos ver esta fuerte huella de las actividades
humanas en la redistribución global del agua debería ser motivo de
alarma", apuntó Jay Famiglietti,investigador del Laboratorio de
Propulsión a Presión de la NASA y uno de los autores de un
nuevo estudio publicado recientemente en Nature. Los resultados surgen de la misión GRACE (Gravity Recovery and
Climate Experiment) 2002-2016, complementada con otras fuentes
de datos adicionales. La misión GRACE, que recientemente
terminó pero que pronto será reemplazada, consistió en dos
satélites gemelos que monitorearon los cambios de masa basados
en pequeñas diferencias en las mediciones de los dos satélites. Entre todas las características de la Tierra, el agua y el hielo son
las que cambian con mayor frecuencia. Por lo tanto, los datos de
GRACE se han utilizado para detectar desde las grandes
pérdidas de hielo en Groenlandia, la Antártida y Alaska hasta
los cambios en las corrientes oceánicas y las sequías de California. La nueva investigación, liderada por Matthew Rodell de la NASA,
reúne estos y otros hallazgos para identificar 34 regiones globales
que ganaron o perdieron más de 32.000 millones de toneladas de
agua entre 2002 y 2016. Como señala el estudio, esa cantidad
equivalen a toda el agua del lago Mead. Se puede decir que
las 34 áreas vieron cambios muy grandes. El mapa resultante de los hallazgos muestra un patrón general, en
el que las capas de hielo y los glaciares pierden mucha masa en los
polos pero al mismo tiempo las latitudes medias muestran
múltiples áreas de sequedad creciente. El estudio enfatiza que
los 34 cambios no tienen la misma causa, ni siquiera están cerca. Existe una fuerte sospecha de que el derretimiento de los glaciares
y las capas de hielo está ligado al cambio climático. Es posible que
también se afecten algunas sequías y aumentos de lluvia,
aunque el estudio es cauteloso al respecto, ya que la
variabilidad natural también puede ser un factor importante. Aún así, la idea del secado en latitudes medias y la humedad en
latitudes altas y bajas es una característica común de los modelos
de cambio climático. "Es motivo de preocupación", apuntó
Famiglietti. Más datos de un nuevo lanzamiento de la misión GRACE
contribuirán a un registro de datos a más largo plazo que puede
ayudar a identificar mejor las tendencias. Además, hay otros cambios inducidos por el ser humano que
se relacionan no con el cambio climático, sino con el retiro
directo de agua del paisaje. En el norte de la India, la llanura del norte de China, los mares
Caspio y Aral, entre otras regiones, la agricultura humana han
supuesto la utilización de enormes cantidades de masa de agua de
la Tierra. Los cambios en la región del mar de Aral,
previamente documentados por la NASA, han sido
particularmente intensos. También hay algunos casos importantes de humanos que
aumentan el almacenamiento de agua en el paisaje,
particularmente en China, donde la construcción masiva de
represas ha creado enormes depósitos. Lo sorprendente del mapa es la forma en que una combinación de
las extracciones de agua y las sequías impulsadas por los humanos
parecen estar castigando las latitudes centrales del
hemisferio norte en particular, pero también, en gran
medida, el hemisferio sur. "Creo que la sociedad ha olvidado la cantidad de agua que se
necesita para producir alimentos", comentó Famiglietti. "Hemos
dado por sentada su disponibilidad. La población es
demasiado grande, los niveles de agua subterránea son
demasiado bajos y estamos en un punto de inflexión". Aún así, es importante tener en cuenta que, aunque los datos de
GRACE han dado una nueva visión general de la distribución
cambiante del agua en todo el mundo, los datos siguen siendo
básicos y las causas de las tendencias, en muchos casos,
siguen siendo materia de interpretación, según advirtió Peter
Gleick, un experto en cambio climático y agua, presidente emérito
del Pacific Institute. "Sin lugar a dudas, el sistema GRACE demostró que podemos
ver cambios muy significativos en el almacenamiento de agua
de todo el planeta. Descubrir qué impulsa esos cambios es
más difícil", subrayó. En su opinión, la próxima misión satelital proporcionará datos aún
mejores. "Estamos en una transición entre carecer de una visión
global y algún día tener una visión general sofisticada de
detección remota de alta resolución", apuntó Gleickl. Fuente: infobae.com