La naturaleza en la Bahía de Cádiz

Por Qnatur
9 julio, 2015 Qnatur

En el Parque Natural de la Bahía de Cadíz, hombre y naturaleza son consecuencia del uno y del otro. La histórica actividad salinera de la zona produjo una profunda transformación de las marismas originales en esteros, dando lugar a la aparición de un hábitat completamente nuevo, donde el agua de las mareas era retenida y manejada en ciclos anuales dentro de un inmenso laberinto de canales y balsas. Este nuevo hábitat resultó ser idóneo para varias especies de aves del grupo de los limícolas, hasta tal punto que decenas de miles de parejas se asentaron en la zona para reproducirse en el que es ahora uno de sus mejores refugios ibéricos.

Origen en las transgresiones marinas

La configuración geológica de esta región tiene su origen en varias transgresiones marinas, durante las cuales el mar ocupó los territorios emergidos y depositó grandes masas de sedimentos, arenosos y arcillosos. Tras la retirada del mar los ríos arrastraron los sedimentos dando lugar a grandes valles y extensos y profundos estuarios en sus desembocaduras.

En los últimos miles de años la costa no ha permanecido estable y ha experimentado grandes oscilaciones, produciéndose un acusado proceso de colmatación, sedimentos que posteriormente las mareas, el viento y las corrientes han ido redistribuyendo hasta crear un laberinto de canales (caños), barras de arena y dunas.

El clima es de tipo  mediterráneo semihúmedo, y la influencia marina da lugar a que los inviernos sean templados y los veranos calurosos. Los vientos predominantes, condicionados por las formaciones montañosas de la provincia de Cádiz y el norte de Marruecos, son el Levante, viento seco proveniente del este y el  Poniente, proveniente del oeste, y por tanto más húmedo al llegar a la costa directamente desde el Atlántico

Los distintos ecosistemas del parque natural evolucionan desde los ambientes marinos hasta los terrestres, al igual que la fauna y la flora asociada. Podemos distinguir: playas, sistemas de dunas, marismas mareales, charcas y lagunas temporales, pinares.

Playas y dunas. Tras la línea de playa aparecen las dunas en donde poco a poco se dulcifican las condiciones de vida para la flora, lo que da pie al asentamiento de la vegetación. Primero de forma dispersa y tímida aparecen el barrón (Ammophila arenaria), con forma de plumero, y el cardo marítimo, la euforbia marina, el nardo marítimo y otras especies propias de estos ambientes. Poco a poco la vegetación va fijando la arena permitiendo el desarrollo de otras especies.

Marisma mareal. Según la frecuencia de inundaciones, las condiciones de salinidad y la estructura del suelo, entre otros factores, predominan diferentes tipos de comunidades vegetales. Al igual que ocurre con las dunas hay una transición desde las comunidades de algas a las especies terrestres, representadas por la hierba salada (Spartina maritima) y la salicornia (Salicornia ramosissima). Estas especies pioneras son fundamentales, pues están adaptadas a altos niveles de salinidad lo que les permite estabilizar el suelo, lo que a su vez permite el desarrollo de otras plantas.

Pinares. Hay dos pinares importantes, el Pinar-Sabinar de la Algaida, en Puerto Real, y el Coto de la Isleta en el Puerto de Santa María. Son pinares muy bonitos, de pino piñonero con un sotobosque característico de zonas arenosas con sabina, lentisco), bufalaga y retama blanca

La fauna marina es la típica de estos ambientes marismeños, con diversas especies de anélidos, erizos, holoturias, camarones, cangrejos. Entre el fango y la arena hay coquinas, chirlas, almejas, navajas y otras especies típicas de estos ambientes.

Los peces son en su mayoría especies marino-dependientes, que pasan algunas fases de su ciclo vital en la marisma, pero que retornan al mar para la vida adulta. Hay lisas, alburejo, serranillo, dorada, robalo, lubinas, anguilas y lenguados entre otras especies.

Las aves, son las especies más llamativas de la Bahía de Cádiz. Durante el invierno se llegan a congregar más de 60.000 aves de unas 70 especies, fundamentalmente acuáticas, limícolas, ardeidas y gaviotas.

Durante el periodo reproductor también es importante para muchas especies, destacando las poblaciones nidificantes de cigüeñuela (800 parejas), avoceta (500 parejas), chorlitejo patinegro (434 parejas), charrancito (716 parejas), espátula (117 parejas), pero hay muchas otras.

Los reptiles se localizan principalmente en las zonas interiores del Parque como en el pinar de la Algaida, donde no es raro observar al camaleón, cuya  distribución está restringida a pequeños áreas de la  provincia. En las zonas húmedas de agua dulce hay, entre otras especies, galápago leproso. Entre los mamíferos podemos destacar la nutria, cuyas huellas y marcas se pueden observar entre el fango de la marisma.

Un parque amable que bien vale la pena visitar comenzando por el Centro de Visitantes, donde se obtiene valiosa información, así como en la Guía del Parque, donde proponemos una serie de rutas muy fáciles, ideales para realizar con niños o fotografiando la naturaleza así como lugares donde comer y actividades que realizar.

Anímate a ir!

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