"La nave de los locos" de Elena Marques

Publicado el 14 enero 2015 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

Sinopsis

Acostumbrada a crecerse entre escollos y a sufrir los envites del naufragio, Elena Marqués traza en La nave de los locos varios casos de demencia, crímenes necesarios y no pocos suicidios razonables. En este libro, ganador del VIII Premio Vivendia-Villiers de Relato, se reúnen cuentos de muy diversa factura y se palpa como hilo conductor la aspiración de dibujar al ser humano en su pequeñez, su soledad y su inevitable sufrimiento.
Tras el relato que da título a la obra en un sintagma quizá demasiado conocido y utilizado a lo largo de la historia (desde El Bosco a Pío Baroja), se suceden los antihéroes que luchan sin éxito por arribar a buen puerto. Viajeros del azar, como el protagonista de El mapa y el tablero, o fugitivos de un pasado fatídico e irrevocable, como en Juegos de azar y de heliconia; hacendados resentidos como el padre de Clarita y el prófugo de Uvas blancas para un templo de jade, los personajes de este periplo literario pocas veces experimentan los avances de su voluntad salvo en el caso de aquellos que toman la pluma como espada.
Encontramos algunos tímidos homenajes a la literatura de García Márquez y de Cortázar, como en Nuevas recetas para la vieja Circe, junto a un recuerdo a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, como deseo de salvar al hombre de ese mundo sucio al que está condenado; una nave de locura y de muerte, de desesperación y pesimismo, de la que sólo los libros pueden salvarnos.
Datos Técnicos
Editorial: Ediciones Irreverentes
Número de páginas: 191Encuadernación: Tapa blandaISBN: 9788416107070Año de edición: 2014Precio: 16,15€
Sobre el autor: Elena Marqués
Impresiones
El arte del relato es una técnica que pocos practican con maestría, con esa capacidad para unir la profundidad en espacios muy pequeños, de hacer música con solo unos pocos acordes. Aunque por mis gustos tire más hacia otros géneros, sé valorar esos relatos que te dejan con el alma desasosegada. La sevillana Elena Marqués, partidaria de que cada detalle cuenta para crear argumento, construye en La nave de los locos (2014) un compendio de pequeñas obras de arte que buscan al ser humano más pequeño, a aquel del día a día, al que se suicida o se muere por manías o locuras de lo más insólitas.
Los relatos son magníficos, y los hay para todos los gustos: que si más románticos, que si más filosóficos, que si con toques de crítica social... pero todos ellos combinan a la perfección el léxico del castellano de la península a la par que el de Latinoamérica. Y por eso no es de extrañar que se encuentren abundantes referencias e influencias.
Ya el propio título se erige como un sintagma muy empleado a lo largo de la historia y en este sentido baste destacar el cuadro de El Bosco o el libro de Pío Baroja o de Gregory Norminton. El sugerente título ya invita a pensar en que los relatos que nos encontremos rozarán la locura.
Por otro lado, es necesario resaltar la influencia de la literatura de Sudamérica, ya que autores como Gabriel García Márquez o Julio Cortázar están indirectamente presentes en esta obra. El propio inicio de muchos de los relatos nos lleva a un nombre completo, a un individuo concreto, y eso es algo que Gabo había practicado con patente maestría. Pero donde más se nota es en la estructura y en la manera de enganchar al lector con un comienzo intrigante. Haciendo memoria, uno de los relatos de la antología titulado Clara comienza así:
"La mañana en que las campanas de San Silvestre repicaron por última vez, Clarita Restrepo percibió con tanta fuerza el olor de los rastrojos que pensó en si no se debatía aún en la mitad de uno de sus sueños proféticos".
Y El amor en los tiempos del cólera de García Márquez así:
"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras...".
Además, en otro texto nos reencontramos con la familia Buendía. Y es que la protagonista se llama Clarita Buendía, y coincide en apellido con el del coronel Aureliano Buendía, quien fue protagonista de muchas de las historias del autor colombiano.
La autora sevillana quiso retratar al ser humano en la pequeñez de su muerte, y se nota que sus estudios de Filología Hispánica le valieron el manejo de fuentes diversas que se ensamblan a la perfección. Es por ello por lo que esta obra resultó ganadora del VIII Premio Vivendia-Villiers de Relato, de la que el jurado resaltó Sevilla "su gran calidad formal, con formas narrativas cuidadas y novedosas, y por la profundidad psicológica".
Elena Marqués tampoco desaprovecha la ocasión para tratar algunos de los temas que a día de hoy ensucian la sociedad: el drama de la prostitución y la violencia, el paro, la soledad... En El mapa y el tablero la siguiente cita deja patente la responsabilidad social de la escritora:
"Vivir al día es una tarea ingrata. Un trabajo por aquí, una chapuza por allá, dos amenazas por impago que acaban en tragedia".
En fin, este libro me vino justo en el momento adecuado, para poner cierre a un 2014 en el que nos dejaba el gran Gabo, y me ayudó a encontrarme con él. Por eso, Elena Marqués es una maestra del arte del relato y del saber contar.

Reseñado por Tensy Gesteira

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