Siempre he adorado la Navidad, desde niña.
En mi familia la vivíamos intensamente, sobretodo cuando éramos niños. Mis 3 hermanos y yo, mis primos, tíos, padres, ABUELOS...Qué tiempos aquellos!
Daría cualquier cosa por volver atrás en el tiempo y disfrutar de una de esas Navidades en las que estábamos todos juntos, aquellas Navidades que con solo poner un pie en casa de los abuelos, olían a Navidad, el calor del hogar, el aroma a esa cocina tradicional haciéndose a fuego lento, mi abuela sentada en la silla de la cocina con 4 fuegos en marcha, con sus gafas...aún la recuerdo perfectamente, esperando que fuéramos llegando todos, porque hasta ese momento en que estábamos todos, no era realmente Navidad.
Pero si mi abuela levantara hoy la cabeza, iba a repartir muchas collejas !
Yo crecí ayudando en la cocina a mi abuela, me encantaba echarle una mano, aprender sus recetas, su gran menú del 25 de diciembre, era espectacular. Era feliz estando a su lado, era la típica abuelita regordeta con mejillas sonrosadas, era todo amor y bondad.
El tiempo pasó, y un día ya no estábamos todos,faltan grandes pilares, las Navidades se volvían oscuras, a pesar de que yo seguía el rol de mi abuela, ese rol de querer juntar a la familia, a los que quedábamos aquí, porque sé que mi abuela y los que ya no están con nosotros, es lo que hubieran deseado y porque la familia seguíamos siendo FAMILIA. El mismo menú incluso, porque eso hace tradición familiar, pero...
Cuántas veces he escuchado :
-Ya nunca será lo mismo
Y es cierto, nunca lo ha sido, pero podemos celebrar unas Navidades distintas, pero celebrarlas todos juntos, porque seguimos siendo familia.
Nuestros hijos se lo merecen, yo quiero que mi hija sienta la Navidad como la sentía yo, yo quiero que mi hija las viva intensamente, como hacíamos nosotros entonces.
Sí, lo sé, cada uno tiene su vida, sus compromisos, pero...la familia es la familia y yo por mi familia estoy dispuesta a todo.
Yo quiero ver niños cantando villancicos en mi casa, o en casa de mis padres o hermanos, mi hija y sus primitos a los cuales adora, correteando y desmontando el árbol o el pesebre, impacientarse por la llegada de Papá Noel o los Reyes Magos, no hay mejor Navidad para los niños que vivirlas juntos!
Yo debo ser una sentimental...
El paso del tiempo y las circunstancias que se nos presentan en la vida, hace que cada vez nos cueste más juntarnos a mi familia y a mi, eso es la vida, me dicen, cómo si yo no supiera lo que es, como si yo formara parte de otro planeta.
Quizás sea de otro planeta, no digo que no, pero estoy aquí, y mientras yo viva, quiero vivir intensamente la Navidad con los míos.
Echo muchísimo de menos a los que ya no están, y cuando veo que las cosas no salen como deberían ser, todavía lo siento aún más.
Si mi abuela levantara la cabeza, más de uno se iba a enterar.
Y vuestras Navidades, ¿cómo son?