La Navidad y “la homosexoledad”

Por Arturolodetti @latitudgay

POR:DANIEL RÓDENAS MUÑOZ para Shangay.com

PUEDE QUE ALGUNA VEZ LA HAYAS SENTIDO, Y CASI SEGURO QUE CONOCES A ALGUIEN QUE SE SIENTE ASÍ CUANDO VUELVE A CASA EN NAVIDAD. LA ‘HOMOSEXOLEDAD’ ES MÁS COMÚN DE LO QUE PARECE, SOLO QUE ANTES NO LE PONÍAS NOMBRE.

¿Alguna vez has oído hablar de la homosexoledad? Puede que no, pero en cuanto sepas en qué consiste lo reconocerás al instante, aunque no la hayas vivido en primera persona. Esta homosexoledad se acentúa en Navidad, fecha en la que volvemos al núcleo familiar, nos juntamos con abuelos, tíos, primos, con los que quizá tengamos menos confianza y a los que igual no hemos contado las últimas nuevas de nuestra vida.

Como explica Mateo Sancho en  la revista GQ , la homosexoledad es ese sentimiento que tenemos cuando, al volver a casa por Navidad, debemos regresar al armario, aparentar ser heterosexuales y tratar de esquivar las típicas preguntas que buscan entre los recovecos de nuestra vida sexual y sentimental tales como: ¿ya tienes novia?, ¿ligas mucho en tu ciudad?, etc. Nuestras madres nos suplicarán mantener la fiesta en paz para no provocar un infarto a nuestro abuelo y nosotros no tendremos más remedio que callar, comer turrón e intentar pasar con discreción entre las numerosas comidas y cenas familiares de estas fiestas.

Por supuesto no todos vivimos esta situación, o quizá no tan drástica, pero seguro que reconocéis este sentimiento, lo habéis vivido en mayor o menor medida o conocéis a alguien, tal vez de un pueblo pequeño, que al volver a casa tiene que simular ser el chico más heterosexual del mundo. No se trata de considerarnos víctimas, sino de ser conscientes de que aún existen, y mucho, retazos de homofobia en nuestro día a día, en nuestras casas, en nuestras familias, en mayor o menor medida. La homosexoledad es lo que sientes cuando notas que alguien chismorrea cuando vas con tu novio a la boda de tu primo, o cuando aparece una escena gay en una película y tu padre cambia de canal o se intimida; nada más y nada menos que eso.

Por suerte, solo hay una Navidad al año, y no todas las familias son iguales. Esperemos que dentro de unos años sea normal tener dos abuelos, dos tías o dos padres, quizá entonces todos seamos conscientes de que lo que importa ante todo es el amor, y esta homosexoledad dejará de existir.

Fuente: Shangay.com y Revista GQ