ESO publicó hoy una nueva imagen de la Nebulosa Trifida que muestra por qué es una firme favorita de los astrónomos, tanto profesionales como aficionados. Esta fábrica de estrellas masivas se llama así por las oscuras franjas de polvo que dividen en tres su brillante corazón, y es una rara combinación de tres tipos de nebulosas, revelando el furor de las estrellas recién formadas y presagiando más nacimientos estelares.
Ardiendo a varios miles de años-luz de distancia en la constelación de Sagittarius (el Arquero), la Nebulosa Trifida presenta un convincente retrato de las etapas tempranas de la vida de una estrella, desde la gestación hasta la primera luz. El calor y los “vientos” de las volátiles estrellas recién encendidas agitan la caldera llena de polvo y gas de Trifida; con el tiempo, los oscuros trozos de materia esparcida a través del área a su vez colapsarán y formarán nuevas estrellas.
El astrónomo francés Charles Messier observó la Nebulosa Trifida por primera vez en junio de 1764, registrando el brumoso y resplandeciente objeto como el número 20 de su connotado catálogo. Observaciones realizadas por John Herschel, unos 60 años más tarde, de los senderos de polvo que parecen dividir la nube cósmica en tres lóbulos, inspiraron al astrónomo inglés para acuñar el nombre “Trifida”.
Tomada con la cámara de campo amplio Wide-Field Imager instalada en el telescopio de 2,2 metros MPG/ESO en el Observatorio La Silla, en el norte de Chile, esta nueva fotografía muestra claramente las diferentes zonas de la Nebulosa Trifida tal como se pueden ver en luz visible. En la mancha azulosa ubicada en la parte superior izquierda, llamada nebulosa de reflexión, el gas dispersa la luz de las estrellas cercanas nacidas de Trifida. La más grande de estas estrellas reluce con el mayor brillo en la parte azul y caliente del espectro visible. Esto, junto al hecho que los granos de polvo y las moléculas diseminan la luz azul con mayor eficiencia que la luz roja –una propiedad que explica por qué tenemos cielos azules y puestas de sol rojas–, finalmente “tiñe” esa porción de la Nebulosa Trifida con un matiz azulado.
Más abajo, en la área redonda entre rosada y rojiza, típica de una nebulosa de emisión, el gas que se encuentra en el centro de Trifida es calentado por cientos de abrasadoras estrellas jóvenes hasta que emite la luz roja característica del hidrógeno, el principal componente del gas, igual como brilla el caliente gas del neón, en tonos rojo-anaranjados a través de todo el mundo.
Los gases y polvo que entrecruzan la Nebulosa Trifida conforman el tercer tipo de nebulosa en esta nube cósmica, conocido como nebulosas oscuras, debido a sus efectos oscurecedores de la luz. (La icónica Nebulosa Cabeza de Caballo puede ser la más famosa de ellas. Dentro de estos oscuros senderos, los vestigios de previos casos de nacimiento de estrellas continúan fusionándose bajo la inexorable atracción de la gravedad. La creciente densidad, presión y temperatura al interior de estas manchas gaseosas, finalmente provocarán una fusión nuclear y se formarán aún más estrellas.
En la parte inferior de esta nebulosa de emisión, un dedo de gas se asoma por la nube, indicando directamente a la estrella central que propulsa a Trifida. Esto es un ejemplo de un glóbulo gaseoso en evaporación, o “EGG” (sigla en inglés), también visto en la Nebulosa del Águila, otra zona formadora de estrellas. En la punta del dedo, que fue fotografiada por el Hubble, un nudo de denso gas resistió el ataque de radiación de la estrella masiva.
Fotografía original
Crédito: ESO