Seguimos con las entradas sobre la Neutralidad en la Red. Como decia en entrdas anteriores el debate ha llegado al Senado, pero como casi siempre muy politizado y siendo utilizado partidos políticos y gurús adscritos a determinadas fuerzas políticas como ariete. Copio literalmente aquí parte de una entrada del blog de Félix Lavilla Martínez es Senador del PSOE en la provincia de Soria. Refleja estupendamente como determinados gurús están utilizando este tema para su propio beneficio personal.------Los “nuevos hechiceros en Internet” de los que nos previene Sartori
En una conferencia celebrada en el en el año 2001 en el Senado de España sobre “Democracia e Internet” en la que participaron, también, parlamentarios iberoamericanos, ya subrayé la necesidad de distinguir “participación social” (positiva y necesaria en el refuerzo de la Democracia) del “ruido organizado”, siguiendo el pensamiento de Giovanni Sartori, escritor, pensador y politólogo italiano Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en el año 2005, escribió en 1998 un libro titulado “Homo Videns. La sociedad teledirigida” compromiso con las garantías y las libertades de la sociedad abierta.
En esa escalada del “ruido” en Internet organizado Sartori lo atribuye a una figura que define ”como los nuevos brujos”, ”los falsos profetas” “que nos están bombardeando con sus multi-mensajes, llegaremos rápidamente a un mundo virtual que se pone patas arriba en una «catástrofe real».
Estos “nuevos hechiceros” que dominan la dinámica de la comunicación viral, a veces sirven, según Manuel Castells, a grandes intereses económicos o políticos, y tienen, dentro de su estrategia, “huir como de la peste” vincularse a interés económico o de poder político alguno. Su fuerza reside precisamente en aparecer como “brujos independientes” que no tienen otro interés que servir a sus discípulos. El “divismo” con el que se comportan, despreciando siempre al que osa discrepar, es otra seña de identidad. ¿Realmente son independientes?.
Luego “el hechicero” – según la terminología de Sartori – para retroalimentar su publicidad apela a la solidaridad de sus discípulos (de su tribu) confundiendo la participación con la imposición inamovible e incuestionable. El castigo, como se ha visto, ya se sabe, todos los medios posibles, para flagelar al “disidente”. Algunos piensan que así se produndiza la democracia, yo pienso lo contrario. La esencia de la participación es escuchar al otro, y si un grupo político recibe “la voz” del hechicero en la red, sin tener capacidad para tocar una coma de lo que le han dictado, ¿qué cauce tienen los demás – y con ellos sus ciudadanos representados – para exponer sus puntos de vista?. Se da la circunstancia como no está delante “el que maneja el hilo” la capacidad para encontrar un acuerdo, con quien hablas, es igual a cero, no existe.
Pero se ha de saber que el precio a pagar por rechazar “la voz del hechicero” utilizando un portavoz político instrumental (sin capacidad de negociación) ya sabemos cuál es, achucharte a sus (digamos) 100.000 seguidores en Twitter apelando a que “a todos los de mi tribu no os hacen caso”, eligiendo de paso la víctima para que no se le ocurra nuevamente discrepar.
El “hechicero” tiene también influencia en los medios (digamos tradicionales), puesto que estos también pueden perder la aureola de modernidad en Internet, si osan matizar sus palabras, y los propios periodistas que cubren la información pueden verse reflejados “como ignorantes” ante su sabiduría induscutible y su ira descargarla también, con su capacidad de influencia, sobre la imagen del propio medio de comunicación, en un momento en el que Internet abre una evidente etapa de incertidumbre.
El poder del “nuevo brujo” ,del que nos advertía Sartori es, por tanto, muy real. La solución, la apuntaba Sartori y también lo hace Castells: la opinión libre, plural y analítica de los ciudadanos.
Me rebelo contra esa forma de hacer política dónde “el hechicero” o quien sea, tiene la razón absoluta, aquella que no admite matiz. Y por supuesto he demostrado (y lo seguiré haciendo) que cuando esté convencido de algo (sin decir con ello que tenga la razón absoluta o incluso puedo no llegar a tener nada de razón y estaré abierto a escuchar para dejarme convencer) le diré “al hechicero” y los que coreen su voz, lo que pienso. Es la grandeza, precisamente, de Internet, también para mí y para todos aquellos que desde su libertad piensen que los matices siempre existen y la razón casi siempre está repartida.
De paso, porque no se hace justicia con la imagen del Senado de España (ya se que en esto nado a contracorriente y sería mejor aparecer como “friquiguaymegaguay” que salta y baila la danza al son de la voz del hechicero, y aún a riesgo de ser “flagelado” y apartado de la danza”), recordaré que esta Cámara ha sido un ejemplo de saber escuchar a la red de Internet... Seguir leyendo aquiTECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN (TIC) DESDE UNA VISIÓN PRÁCTICA